Actualización al 2020
El desarrollo puberal se inicia con la aparición de cambios físicos madurativos que están regulados por factores neuroendocrinos y hormonales. En la mayoría de las niñas el primer signo puberal es la aparición del botón mamario y en los niños corresponde al aumento testicular. Estos signos son consecuencia de la secreción de gonadotropinas y esteroides sexuales. Posteriormente, se desarrollan de forma gradual otros caracteres sexuales secundarios como la sudoración axilar de adulto, vello pubiano y axilar, acné, y en paralelo aumento del ritmo de crecimiento (estirón puberal), hasta presentar en etapas tardías de la puberad en niñas, la menstruación.
Tanner dividió los cambios en los caracteres sexuales secundarios en cinco etapas, que van desde la 1 hasta la 5 (en donde se completa la pubertad). Esta clasificación considera factores como: crecimiento de vello pubiano en hombres y mujeres, desarrollo de las mamas en la niña y cambios en los genitales externos en el niño.
Cabe destacar que el inicio de la pubertad normal en las niñas ocurre entre los entre los 8 y los 13 años y en los niños entre los 9 y los 14 años.
Cuando estos cambios comienzan antes de los 8 años en niñas y antes de los 9 años en niños, estaremos hablando de una pubertad precoz. Mientras que cuando el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios no se ha iniciado a los 13 años en niñas y a los 14 años en los niños, estaremos hablando de una pubertad retrasada.
Los signos o síntomas que ocurren durante el desarrollo puberal son:
La pubertad es un fenómeno biológico normal, en donde se desarrollan los caracteres sexuales secundarios, se obtiene la capacidad reproductiva y se alcanza la talla adulta.
En ocasiones, los niños o niñas podrían tener una pubertad precoz, en donde el 95% de los casos es de origen desconocido. Sin embargo, siempre debe estudiarse para descartar enfermedades de la hipófisis, del sistema nervioso central, de las glandulas suprarrenales y de las gónadas, entre otras.
Existen factores de riesgo como ser del sexo femenino, tener obesidad, estar expuesto a hormonas sexuales, tener enfermedades o haber recibido radioterapia del sistema nervioso central.
Por otra parte, niños y niñas podrían presentar una pubertad tardía, estos casos afectan aproximadamente a un 3% de la población y es más frecuente en varones. Por lo general, esta condición tiene un origen familiar o es idiopática, es decir, sin causa conocida.
Para diagnosticar la pubertad precoz o pubertad tardía el médico revisará la historia clínica del niño y de su familia, realizará un examen físico y recomendará análisis de sangre para medir los niveles hormonales. Se realizará una radiografía de edad ósea de mano y en las niñas ecografía ginecológica (vía abdominal).
El tratamiento para la pubertad precoz tiene por objetivo evitar el desarrollo a una edad inadecuada con cierre precoz de los cartilagos de crecimiento (que determinará una talla adulta baja) y trastornos en la adaptación psicosocial por inmadurez del niño o niña. La pubertad precoz se trata con medicamentos que suprimen la actividad del eje de la pubertad hasta que el niño o niña alcance la edad normal de la pubertad.
Por otra parte, el tratamiento para la pubertad tardía consiste en la administración de hormonas sexuales suplementarias para iniciar el proceso. Cuando los niños no muestran signos de pubertad a la edad de 14 años, puede ser necesario administrar testosterona inyectable mensual por de 4 a 6 meses. Mientras que, en las niñas, puede ser necesario administrar estrógenos en comprimidos orales o parches cutáneos.
Cuando existe una enfermedad que esté provocando que el niño o niña sufra de pubertad precoz o tardía será necesario tratar también esa enfermedad.