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La apendicitis es la inflamación del apéndice cecal (que está ubicada en una parte del colon, llamada ciego), una bolsa pequeña, con forma similar a un dedo y que es un segmento del intestino grueso. Se ubica en la parte inferior derecha del abdomen.
La inflamación del apéndice constituye una “apendicitis aguda”, y es la causa más frecuente de consulta quirúrgica por dolor abdominal. Una vez diagnosticada, el tratamiento hoy indicado es la cirugía de urgencia, de lo contrario, se pueden producir graves complicaciones, como perforación y peritonitis.
Si bien es más común en quienes tienen entre 10 y 30 años, cualquier persona puede padecerlo.
La cirugía se realiza en la mayoría de los casos por vía laparoscópica, tanto en adultos como en niños, y la recuperación es más rápida que por la vía tradicional que era una incisión sobre la pared abdominal o laparotomía.
Aunque el origen exacto de la apendicitis se desconoce, en la mayoría de los casos, se debe a la obstrucción del lumen del apéndice cecal, causada por un cuerpo extraño, un tumor o un fecalito (fragmento pequeño y duro de heces).
Debido a esta obstrucción, el apéndice se inflama e infecta, llenándose de pus, que puede perforarse y romperse si no se extirpa a tiempo. Otra de las complicaciones es cuando se consulta tardíamente, en que aumenta la posibilidad de que se forme una masa de asas de intestino y epiplón (pliegue del peritoneo) intentando controlar la inflamación, lo que lleva a la formación de un plastrón o absceso. Esto podrá requerir un tratamiento antibiótico prolongado o un drenaje de emergencia, alargando el tiempo de hospitalización y recuperación.
Lo más característico y reconocible es la aparición de un dolor sordo que comienza en la parte inferior derecha del abdomen o cerca de la zona umbilical para luego desplazarse a la zona mencionada anteriormente.
A medida que empeora la inflamación, suele aumentar el dolor de la apendicitis, y, con el tiempo, se agrava. Aunque puede, en ocasiones, presentarse en forma brusca.
Otros síntomas característicos que pueden acompañar a este dolor son un cuadro agudo de:
Prevenir la apendicitis puede ser difícil, debido al desconocimiento de su causa. Sin embargo, llevar un estilo de vida saludable pudiera disminuir el riesgo de que se produzca una obstrucción en el apéndice.
Algunas de estas medidas son:
Aunque seguir estas medidas puede reducir el riesgo de desarrollar apendicitis, es importante tener en cuenta que la enfermedad puede ocurrir de manera impredecible y en personas sin factores de riesgo conocidos. Por lo tanto, siempre es fundamental prestar atención a los síntomas mencionados y consultar a tiempo.
Una apendicitis no tratada a tiempo puede derivar en:
El diagnóstico se puede hacer clínicamente, es decir, en una consulta ambulatoria o de urgencia. Una de las acciones que realiza el médico es presionar suavemente sobre la zona adolorida y soltar, ya que al hacer esto, el dolor de apendicitis suele empeorar debido a la inflamación del revestimiento de la cavidad abdominal, llamado peritoneo. Sin embargo, en ocasiones el dolor puede ser muy difícil de evaluar y de diferenciar de otras muchas causas de molestias similares, o la evaluación clínica es insuficiente para hacer el diagnóstico.
La consulta precoz a un especialista en cirugía permite evaluar otros signos que pueden ayudar en el diagnóstico, como la rigidez abdominal y una tendencia a flexionar los músculos abdominales en respuesta a la presión sobre el apéndice inflamado.
Asimismo, también podrían ayudar en el diagnóstico algunos exámenes, generalmente inespecíficos, pero que pueden orientar a un proceso inflamatorio o infeccioso, reduciendo el riesgo de una cirugía innecesaria. Por ejemplo, la ecotomografía en niños o mujeres en edad fértil puede ser un buen método de estudio con imágenes, mientras que un escáner de abdomen y pelvis contrastado es el estudio de elección general.
Cuando hay dudas, un cirujano puede evaluar la historia del dolor, los síntomas asociados, los resultados de los exámenes y eventuales estudios de imágenes, recomendando observar o realizar una cirugía.
Sin embargo, en algunos casos, la condición del paciente o el cuadro clínico, podrían bastar para hacer necesario operar de inmediato, ya que una vez que el apéndice está infectado, puede perforarse en pocas horas luego del comienzo de los síntomas.
Confirmado el diagnóstico, se indica una cirugía de urgencia para extraer el apéndice, intervención llamada apendicectomía. La falta del apéndice, que se debió remover por estar inflamado, no afecta las funciones posteriores del intestino ni del organismo y la recuperación suele ser muy rápida.
Actualmente, la cirugía se realiza por vía laparoscópica, es decir, mediante pequeñas incisiones, se explora el abdomen y se remueve el apéndice inflamado. En Clínica Universidad de los Andes, contamos con equipos de cirujanos adultos y pediátricos entrenados, con gran experiencia en cirugía laparoscópica o de acceso mínimo, apoyados con equipos de última generación y todo lo necesario para brindar a los pacientes la seguridad y calidad de atención que necesitan, especialmente en una intervención de urgencia.
La videolaparoscopía es una técnica que comenzó a usarse en Chile el año 1995 en la ciudad de Punta Arenas, para el tratamiento quirúrgico de la apendicitis aguda, estando antes solo reservada para casos electivos donde se removía el apéndice a personal de las Fuerzas Armadas que iba destinado a lugares donde no existía la opción de una cirugía de urgencia. Con los años, la apendicectomía laparoscópica fue ganando espacio y hoy es el acceso de elección en la mayoría de los casos. La cirugía dura, en general, unos 15 a 30 minutos, pudiendo en casos más complicados requerir un mayor tiempo operatorio, especialmente cuando la consulta o el diagnóstico se retrasan, en pacientes con peritonitis o cuando se encuentran otras complicaciones no previstas antes de la cirugía.
Si se ha realizado la cirugía a tiempo, la mayoría de los pacientes son dados de alta antes de 24 horas y su recuperación, en los casos no complicados, es muy rápida, volviendo a sus actividades habituales a la semana o menos, y a realizar deportes a los 15 o 20 días de operado.
Servicio de cirugía digestiva y Pediatría (cirujanos pediátricos), en el pabellón, recuperación y hospitalización.
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Especialidad que trata todas las patologías que requieren cirugía en niños y adolescentes, como fimosis, hernias de la pared abdominal y criptorquidia. A las que se suman otras recurrentes como apendicitis agudas, quemaduras, quistes, varicocele y reflujo gastroesofágico, estas últimas tratadas mediante cirugías videolaparoscópicas, que consiste en un procedimiento mínimamente invasivo y que asegura una mejor recuperación.