Actualización al 2020
En este trastorno se dan dificultad para concentrarse y poner atención, junto con hiperactividad e impulsividad. Esto puede repercutir en el desempeño laboral o en los estudios, incluso en las relaciones intrafamiliares, lo que, a su vez, puede derivar en problemas de autoestima y otras patologías de salud mental.
El déficit atencional, con o sin hiperactividad, comienza en la infancia, aunque muchas personas no lo notan hasta la adultez. Asimismo, a diferencia de los niños con este trastorno, en algunos adultos la hiperactividad es más moderada.
Si este trastorno no se diagnostica y trata, puede producir desde problemas en el estudio de un oficio o carrera universitaria, en el trabajo y, por ende, económicos, hasta baja autoestima, irritabilidad, problemas sociales, consumo de alcohol y drogas, entre otros problemas de salud mental.
El porcentaje de adultos con déficit en atención, va según los diferentes estudios, entre un 4% a 18%.
Los síntomas varían en intensidad y entre cada persona, pudiendo darse sólo unos en algunas personas y varios en otras.
Los síntomas generales de déficit atencional son:
- Dificultad para poner atención
- Desorganización
- Problemas para concentrarse
- Dificultad para comenzar las tareas, también para terminarlas
- Dificultad para realizar una tarea o varias a la vez
- Tendencia a no terminar las cosas
- Impulsividad
- Cambios de humor
- Poca tolerancia a la frustración
- Cambios de humor e irritabilidad
Algunos de estos síntomas pueden darse durante la vida y no por eso se diagnostica como déficit atencional con hiperactividad, sin embargo, cuando perjudican el desempeño de la persona o afectan su vida diaria, es probable que se trate de esta enfermedad.
Se aconseja consultar cuando cuesta concentrarse o jerarquizar, si se tiene tendencia a dejar las cosas para más adelante, retrasar los deberes. También personas que, a pesar de un esfuerzo real en su rendimiento académico o laboral, no se condice con ese esfuerzo en cuanto resultados.
No está clara la causa de este trastorno, pero sí se sabe que hay algunos factores de riesgo como:
- Nacimiento prematuro.
- Tener familiares directos (padres y hermanos) con déficit atencional e hiperactividad.
- Que la madre haya fumado, tomado alcohol o consumido drogas durante el embarazo.
El diagnóstico de déficit atencional e hiperactividad se realiza con una evaluación neurológica y, eventualmente, con pruebas psicológicas. En algunos casos, también se realizan exámenes para descartar otras patologías.
El tratamiento puede ser:
- Farmacológico: suele indicarse la ingesta de estimulantes, los que equilibran los niveles de neurotransmisores. Para quienes no pueden tomarlos, existe la opción de atomoxetina no estimulante y antidepresivos. La respuesta al uso de psicoestimulantes es muy buena y se ha cuantificado en un éxito de un 80 %. El tratamiento verdaderamente cambia para bien la vida académica y laboral de los pacientes
- Psicoterapia: busca educar sobre el trastorno y enseñar a manejar mejor los tiempos, a organizarse, disminuir las conductas impulsivas y manejar las relaciones interpersonales, entre otros problemas de salud mental.