Actualización al 2020
La dislipidemia, también conocida como hiperlipidemia, corresponde a una concentración elevada de colesterol, triglicéridos o ambos. También puede ser el resultado de una concentración baja de colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL).
Generalmente, está asociada a otras enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión arterial o patología coronaria. También existe una forma genética llamada hipercolesterolemia familiar.
Al haber mayor cantidad de colesterol, este puede acumularse en las paredes de los vasos sanguíneos, pudiendo impedir la circulación de la sangre.
La hiperlipidemia se puede clasificar según su etiopatogenia en:
También se puede clasificar por los motivos por los que se produce:
La dislipidemia como tal no suele causar síntomas, aunque los niveles muy altos de triglicéridos pueden causar parestesias, disnea (dificultad para respirar) o confusión. Sin embargo, los lípidos pueden producir una enfermedad sintomática de los órganos terminales, como infarto cardiaco o cerebrovascular.
Cuando los niveles de lípidos son particularmente altos, la grasa se deposita en la piel y en los tendones, formando unos abultamientos llamados xantomas eruptivos. Mientras que, si son muy altos, se produce una hipertrofia del hígado o del bazo, una sensación de hormigueo o de quemazón en las manos y pies.
También puede aumentar el riesgo de desarrollar pancreatitis, esto provoca un dolor abdominal intenso y puede ser mortal.
Las causas que pueden originar una dislipidemia se dividen en dos tipos:
La dislipidemia puede estar influenciada por diversos factores de riesgo, tales como:
La prevención de la hiperlipidemia se centra en adoptar hábitos de vida saludables que ayuden a mantener niveles óptimos de lípidos en la sangre y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, las que se consideran como precoz en hombres antes de los 45 y en mujeres antes de los 55 años.
Algunos hábitos saludables son:
La dislipidemia a menudo se diagnostica con pruebas de cribado que se indican de forma sistemática. Los hallazgos físicos son menos frecuentes y sugieren una dislipidemia primaria.
La medición de los lípidos debe combinarse con la evaluación de otros factores de riesgo cardiovascular, como:
Se sospechan trastornos lipídicos primarios cuando los pacientes tienen:
El tratamiento necesita un cambio en el estilo de vida y un acompañamiento profesional multidisciplinario, tales como:
El tratamiento de la dislipidemia tiene como principal objetivo normalizar los niveles de lípidos en la sangre para reducir enfermedades cardiovasculares, por lo que luego del tratamiento uno podría esperar:
Es importante tener en cuenta que los resultados y el tiempo del tratamiento pueden variar según el paciente, ya que la dislipidemia puede incluir factores genéticos, presencia de otras condiciones médicas, etc.
Especialidad que diagnostica y trata enfermedades relacionadas a los hábitos de alimentación de los pacientes. Abarca enfermedades como: bajo peso, sobrepeso, diabetes, dislipidemias, entre otras.
Especialidad de salud que ayuda a superar problemas relacionados con los hábitos alimentarios en adultos y niños, y entrega también orientación, a través de pautas de alimentación, a personas sanas que deseen mejorar su estilo de vida a través de una dieta balanceada.
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