Actualización al 2021
Una hernia discal es una enfermedad degenerativa y frecuente que ocurre cuando un disco intervertebral se degenera y deteriora. Estas hernias discales se forman en los discos que se encuentran entre las vértebras, ya que el material nuclear interno del disco (núcleo pulposo), se filtra por una rotura de la envoltura del disco (anillo fibroso) y avanza hacia el interior del canal raquídeo comprimiendo la raíz nerviosa. La hernia discal cervical se produce en el segmento de columna del cuello, por eso su nombre.
Los signos o síntomas más frecuentes de una hernia discal cervical incluyen:
- Dolores de cuello que duran varios días
- Postura antiálgica (tortícolis)
- Dolor intenso que se irradia hacia un brazo que puede llegar hasta los dedos de la mano
- Pérdida de fuerza o de habilidades en la mano
- Mielopatía (compresión de la médula espinal en la zona del cuello)
La principal causa de una hernia discal es el desgaste provocado por el envejecimiento. A medida que el cuerpo envejece los discos vertebrales van perdiendo agua, causando la rigidez de éstos y volviéndolos propensos al desgarro o a la rotura.
Cabe destacar que existen factores que aumentan el riesgo de presentar una hernia discal cervical, como es el antecedente de un esguince cervical años atrás.
Para diagnosticar a un paciente con hernia discal cervical será necesario revisar su historia clínica, realizar una exploración física y realizar pruebas que confirmen el diagnóstico tales como, radiografías, una resonancia magnética o un escáner cervical.
Cabe destacar acá, que sobre el 90% de los pacientes con hernias cervicales mejorarán por completo sin necesidad de operación.
Una vez que la hernia discal cervical es diagnosticada el tratamiento inicial es conservador, es decir, se pueden tomar analgésicos y antiinflamatorios, en especial Corticoides por vía oral o intramuscular. aplicar calor reduce los espasmos musculares y el dolor. Puede ser necesario en los primeros días, uso de analgésicos potentes, que solo se venden con receta médica.
Fisioterapia y Kinesioterapia: mediante la combinación de tratamientos se puede disminuir el dolor y aumentar la flexibilidad cervical.
Cirugía: si el tratamiento conservador no alivia los síntomas, sera necesario extraer el o los discos afectados, para luego reemplazarlos por dispositivos espaciadores o una prótesis del disco intervertebral.