Actualización al 2020
El implante coclear es el primer dispositivo capaz de sustituir la función de un órgano sensorial, en este caso, de la audición. Este se instala a través de un procedimiento quirúrgico recomendado cuando existe hipoacusia o disminución de la audición severa a profunda en ambos oídos y el tratamiento con audífonos no logra dar resultados satisfactorios. Mejora significativamente la comunicación y la calidad de vida de las personas con una pérdida auditiva grave.
El implante coclear es el tratamiento de elección en niños con pérdidas de audición profundas, generalmente presentes desde el nacimiento. También se indica en personas que perdieron la audición después de aprender a hablar, ya que se benefician con este implante.
El dispositivo del implante coclear está compuesto por:
Parte externa: un micrófono que capta los sonidos del ambiente y un procesador del habla que selecciona y organiza los sonidos para enviarlos a la parte interna.
Parte interna: es implantada quirúrgicamente bajo la piel y está compuesta de un receptor estimulador que convierte los sonidos en señales eléctricas. Estas llegan a los electrodos implantados en el oído interno, específicamente en la cóclea, estimulando así el nervio auditivo y dirigiendo las señales al cerebro para que sean interpretadas como sonidos.
Ambas partes se unen con un imán.
Proceso de rehabilitación
Una vez realizada la cirugía, el paciente deberá esperar dos a seis semanas para que cicatrice el lugar intervenido, luego, se podrá encender el implante coclear.
Después vendrá un proceso terapéutico con un fonoaudiólogo y, en ocasiones, terapia ocupacional. Este proceso terapéutico permite el desarrollo de las habilidades auditivas, lo que favorecerá la aparición del lenguaje y la compresión de nuevas señales.
La rehabilitación involucra un entrenamiento del cerebro para comprender los sonidos que se oyen a través del implante coclear. En ocasiones el habla y los ruidos ambientales cotidianos sonarán diferentes a lo que se puede recordar, esto es porque el cerebro necesita tiempo para reconocer qué significan estos sonidos. Por esto, realizamos un trabajo en equipo con psicólogos y fonoaudiólogos que acompañan al paciente y a su familia, previo y posterior a la cirugía, con el fin de ajustar expectativas e insertar a la persona a la vida diaria de un modo paulatino.