Actualización al 2020
La pubertad es el período de transición entre la niñez y la adultez. En este período un niño o una niña adquieren caracteres sexuales secundarios y capacidad reproductiva.
Cuando estos cambios comienzan antes de los 8 años en las niñas y antes de los 9 años en los niños, se considera una pubertad precoz.
Esta alteración comprende también, un crecimiento estatural acelerado, cierre temprano de los cartilagos de crecimiento y talla baja final. La adquisición de la capacidad reproductiva también es precoz.
En un 95% de los casos la pubertad precoz tiene un origen desconocido y es más frecuente en mujeres.
Los síntomas más frecuentes de la pubertad precoz en niñas son:
Los síntomas más frecuentes de la pubertad precoz en niños son:
En el 95% de los casos el origen de la pubertad precoz es desconocido. Sin embargo, deben descartarse causas como enfermedades de la hipófisis, del sistema nervioso central, glándulas suprarrenales o de las gonadas (ovarios o testículos).
Existen factores de riesgo como ser del sexo femenino, obesidad, estar expuesto a hormonas sexuales, tener enfermedades o haber recibido radioterapia del sistema nervioso central.
Para diagnosticar la pubertad precoz, el médico revisará la historia clínica del niño y de su familia, realizará un examen físico y recomendará análisis de sangre para medir los niveles hormonales. Se realizará una radiografía de edad ósea de mano y en las niñas ecografía ginecológica (vía abdominal).
El tratamiento para la pubertad precoz tiene por objetivo evitar el desarrollo a una edad inadecuada con cierre precoz de los cartílagos de crecimiento (que determinará una talla adulta baja) y trastornos en la adaptación psicosocial por inmadurez del niño o niña. La pubertad precoz se trata con medicamentos inyectables que suprimen la actividad del eje de la pubertad y se mantienen hasta que el niño o niña alcance la edad normal de la pubertad.