Actualización al 2020
El trastorno obsesivo compulsivo es una enfermedad crónica y se caracteriza por presentar pensamientos, impulsos o imágenes frecuentes no deseadas e intrusivas (obsesiones) y/o conductas o actos mentales repetitivos generados por impulsos (compulsiones). Estas obsesiones y compulsiones provocan ansiedad o angustia e interfieren en la realización de las actividades diarias.
El trastorno obsesivo compulsivo se presenta más en mujeres que en hombres y afecta entre un 1 y 2% de la población. Esta enfermedad puede aparecer desde la infancia y acentuarse en la adultez joven, siendo la edad promedio de inicio entre los 19 y 20 años. En periodos de estrés puede incrementar la intensidad de los síntomas.
El trastorno obsesivo compulsivo incluye síntomas asociados a obsesiones, compulsiones o ambas. Estos síntomas pueden ser leves o moderados y suelen manifestarse de manera gradual y su gravedad varía. En ocasiones, el paciente puede darse cuenta de que sus obsesiones y compulsiones son excesivas o irracionales, consumen mucho tiempo y dificultan la realización de una rutina diaria, actividades sociales o laborales.
Los signos o síntomas más frecuentes de la obsesión podrían ser:
- Temor a contaminarse por tocar objetos que han tocado otras personas.
- Dudas cotidianas como si se puso llave a la puerta o se cortó el gas de la cocina.
- Estrés cuando los objetos están desordenados o ubicados de otra forma.
- Imágenes indeseadas e incómodas sobre autolastimarse o lastimar a otros.
- Pensamientos incómodos e indeseados sobre gritar obscenidades o actuar de manera inadecuada.
- Evitar situaciones que puedan generar obsesiones como, por ejemplo, dar la mano.
Los signos o síntomas más frecuentes de las compulsiones podrían ser:
No se conoce una causa exacta del trastorno obsesivo compulsivo. Sin embargo, existen factores que pueden influir como lesiones en la cabeza, infecciones o funcionamiento anormal en ciertas zonas del cerebro. La genética, es decir, que existan antecedentes familiares, podría incidir y la existencia de antecedentes de abuso físico o sexual parecieran incrementar el riesgo de padecer TOC.
Realizar un diagnóstico a tiempo es muy importante, ya que un tratamiento adecuado podría ayudar a manejar esta enfermedad. Generalmente, el tratamiento ayuda a manejar los síntomas para que estos no controlen la vida del paciente.
El tratamiento incluye:
Psicoterapia: esta terapia cognitivo-conductual es efectiva para muchas personas con este trastorno. Consiste en exponer de forma gradual a objetos temidos u obsesiones, para enseñar maneras saludables de controlar la ansiedad. Esto podría ayudar a incrementar la calidad de vida de las personas, una vez que aprendan a controlar sus obsesiones y compulsiones.
Medicamentos: puede indicarse fármacos para controlar las obsesiones y compulsiones, y como antidepresivos.
Psiquíatra Infanto Juvenil, Trastorno Déficit Atencional, Trastornos de Ánimo y Ansiedad, Trastornos del Desarrollo
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