La Unidad de Cirugía Pediátrica de Clínica Universidad de los Andes está centrada en la atención integral del niño y su familia. Ponemos a su disposición personal médico, de enfermería y técnicos altamente capacitados; una acogedora infraestructura y tecnología de última generación para resolver todas aquellas patologías quirúrgicas que puedan afectar a nuestros pacientes, desde el periodo neonatal hasta la adolescencia.
La Clínica cuenta con el apoyo de diferentes unidades y servicios que complementan la atención de nuestros pacientes, tales como: consulta ambulatoria de cirugía pediátrica general y especialidades, Vacunatorio, Clínica de Lactancia, Servicio de Urgencia las 24 horas y un Servicio de Hospitalización Médico y Quirúrgico con Unidad de Paciente Crítico (UPC) Neonatal y Pediátrico.
Dentro de todas las patologías que trata el equipo, las patologías más habituales consultadas en esta especialidad son: fimosis, hernias de la pared abdominal y criptorquidia. A las que se suman otras recurrentes como apendicitis agudas, quemaduras, quistes, varicocele y reflujo gastroesofágico, estas últimas tratadas mediante cirugías video laparoscópicas, que consiste en un procedimiento mínimamente invasivo y que asegura una mejor recuperación.
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Tras un accidente automovilístico, Francisca tuvo un trauma abdominal con perforación duodenal que la dejó en riesgo vital.
Leer másLa detección prenatal fue vital para tratar el caso de Tomás Orellana, quien sufría una obstrucción en el riñón derecho.
Leer másSi bien no siempre manifiesta síntomas, se distingue por el aumento de volumen fluctuante en la región inguinal y, en algunos casos, por dolor.
Leer másSe define como una estrechez del prepucio. El 95% de los niños nace con una fimosis fisiológica, que con el paso del tiempo va desapareciendo. Generalmente, a los tres o cuatro años esta cifra se revierte y el 95% de los niños deja de presentar este problema.
Si continúa la fimosis después de los tres años, si presenta infección del prepucio (balanitis), infección urinaria o se necesita realizar sondeo por el pene, el niño debería ser controlado por un cirujano pediátrico para evaluar la necesidad de realizar una cirugía que se denomina circuncisión.
La cirugía consiste en retirar la piel estrecha, para dejar una parte cubierta del glande. Es un procedimiento que se realiza con anestesia general y en forma ambulatoria (rara vez requiere hospitalización de un día). Las complicaciones posteriores son poco frecuentes y la recuperación es rápida. Mientras más pequeño se opere el paciente (que tiene indicada la circuncisión después de los 3 años), mucho mejor es la recuperación y menores son las probabilidades de complicaciones.
Una hernia se produce cuando una sección del intestino sobresale a través de una zona débil de los músculos abdominales.
En los niños, las hernias generalmente se producen en la zona de la ingle y en el ombligo.
En el feto, existe un conducto que comunica el abdomen con la región inguinal en la mujer e inguino escrotal en el hombre, que antes del nacimiento debería cerrarse.
Cuando esto no ocurre, estamos ante una hernia inguinal o inguinoescrotal donde parte del intestino puede ingresar al conducto inguinal siendo el contenido de la hernia. Entre el 1 y 3% de los recién nacidos tiene una hernia inguinal y en los prematuros aumenta al 30% (en menores de 1 kg.). Es seis a ocho veces más frecuente en hombres que en mujeres y es más frecuente en el lado derecho que el izquierdo.
Las hernias se manifiestan con dolor o molestias y una masa fluctuante en la zona inguinal que se hace más manifiesta al llanto, al toser o al realizar actividad física en niños más grandes.
La cirugía se realiza con anestesia general, es ambulatoria y consiste en resecar el saco herniario y cerrar el defecto de la pared que está abierto.
Para las niñas mayores de seis meses existe la alternativa de cerrar el conducto por vía laparoscópica por el ombligo (Burnia), lo cual permite diagnosticar si existe hernia contralateral con absoluta certeza, no dejar cicatriz en la zona inguinal y tener una recuperación más rápida y con menor dolor post operatorio.
Corresponde a un mal cierre de la cicatriz umbilical luego de que se cae el cordón, quedando un defecto entre los tendones planos de los músculos rectos abdominales y parte del intestino puede desplazarse por este defecto y causar una hernia umbilical. Lo habitual es que si el defecto no es muy grande (menor a dos cm) este se cierre espontáneamente con el desarrollo del niño. Se considera que esto puede ocurrir hasta los cuatro y cinco años de edad. Si persiste el defecto después de esta edad o el paciente es sintomático antes de esta edad, es recomendable que sea evaluado por un cirujano pediátrico para descartar la necesidad de cierre quirúrgico del defecto.
El tratamiento quirúrgico es una cirugía ambulatoria, muy sencilla que consiste en cerrar este defecto realizando una incisión poco visible sobre la misma cicatriz umbilical.
La criptorquidia es la detención en el descenso testicular normal a los escrotos. Si el testículo se localiza fuera de este trayecto normal hacia otros sectores, se le denomina testículo ectópico. Si el testículo está ascendido, pero desciende fácilmente al escroto durante el examen y permanece en él, es llamado testículo en ascensor. La incidencia de la enfermedad es menos del 5% de los recién nacidos y el 1% a los 10 meses (la mayoría desciende los primeros tres meses de vida). En el 50% de los casos es derecha, el 25% izquierda y el 25% bilateral.
Los testículos que no descienden de forma natural al escroto se consideran anormales y sufren daño de las células germinales que van a formar los espermios (riesgo de infertilidad a futuro) y tienen una mayor probabilidad de desarrollar cáncer sin no son llevados al escroto. La edad ideal (según la literatura especializada) para llevarlos al escroto y minimizar estos riesgos es entre los seis y nueve meses de vida. No es recomendable esperar y operar a estos niños después del año de vida. La causa de la criptorquidia generalmente es multifactorial e incluye alteraciones anatómicas y hormonales. El diagnóstico se hace mediante el examen físico por el cirujano pediátrico y el tratamiento es quirúrgico. Consiste en realizar dos incisiones (una en la región inguinal y otra en el escroto) con el fin de descender y fijar el testículo en el escroto para que no vuelva a ascender.
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