Semana Mundial de la Inmunización 2023: La gran recuperación
La vacuna es la principal herramienta sanitaria para evitar la propagación de muchas enfermedades. Es así como se han podido controlar o disminuir a nivel mundial el sarampión, la poliomielitis, tos convulsiva o coqueluche, hepatitis A y B, tuberculosis, parotiditis o paperas y tétanos.
Sin embargo, en muchos países todavía no se logra el nivel de inmunización esperado, situación que empeoró durante la pandemia de Covid-19 debido a la crisis sanitaria, retrasos en campañas y el confinamiento.
Por eso, este año, la Semana Mundial de la Inmunización -que se celebra la última semana de abril- tiene como lema “La gran recuperación” y se enfoca en ayudar a los países a retomar el camino para garantizar que más personas estén protegidas contra enfermedades prevenibles. Sobre todo, millones de niños que no recibieron las vacunas correspondientes, exponiéndose a sufrir enfermedades que pueden ser mortales o dejar graves secuelas.
Al respecto, la Dra. María Luz Endeiza, infectóloga pediátrica y jefa del Vacunatorio de Clínica Universidad de los Andes, afirma que la inmunización es una de las intervenciones de salud más eficaces y de mejores resultados, ya que ha salvado la vida de millones de niños y adultos. Y agrega que las vacunas no sólo son importantes para la persona que recibe la inmunización, sino también para proteger a los que no pueden recibirlas por su edad o alguna contraindicación, ya que estarán protegidos por todos los vacunados al cortar la trasmisión del agente patógeno.
“Por esto es muy importante vacunarse, ad portas de un nuevo brote, contra la influenza y completar la inmunización contra el Covid-19 con la vacuna bivalente, además de aquellas que corresponden al Programa Nacional de Inmunización”, enfatiza la Dra. Endeiza.
Razones para vacunarse
Control de patologías
Actualmente, existen vacunas contra un número importante de enfermedades, tanto bacterianas como virales, que producen meningitis; hepatitis; cáncer de hígado y cervicouterino; algunos tipos de diarrea; neumonía y sepsis; patologías agudas o crónicas de distintos órganos, etc.
Asimismo, en muchos países están controladas la poliomielitis, la meningitis por Haemophilus inluenzae tipo b, algunos tipos de enfermedades invasivas por neumococo y ciertos tipos de meningococo, la parotiditis, la difteria, el tétanos, la rabia, el síndrome de rubeola congénita (enfermedad en que el recién nacido de madre infectada nace con malformaciones severas e imposibles de revertir) y el sarampión.
Pero la mayoría de estas enfermedades necesitan mantener niveles de cobertura de vacunación mayor al 90% para que la bacteria o el virus no circule dentro de la población.
Erradicación de enfermedades en algunas zonas
La viruela es la única enfermedad que se ha erradicado en todo el mundo, por lo que ya no se requiere seguir vacunando a la población. Otras están cerca de la erradicación total como la poliomielitis y el síndrome de rubeola congénita. El sarampión estaba bien controlado en todo el mundo hasta que bajó la cobertura en países de Europa y en Estados Unidos por la falsa campaña en contra de esta vacuna y reaparecieron casos y muertes por este virus altamente contagioso.
Inmunidad de rebaño: protección a grupos de riesgo
No todas las enfermedades infectocontagiosas y prevenibles por vacunas se comportan de la misma manera ni afectan por igual a las personas. Existen poblaciones de mayor riesgo a enfermar según edad (los extremos de la vida), patologías que deterioran el sistema inmunológico o que reciben tratamiento con drogas inmunosupresoras, mujeres embarazadas, algunas enfermedades crónicas, entre otras.
Sarampión, tuberculosis, varicela, coqueluche y otras enfermedades contagiosas requieren una cobertura de inmunización mayor al 95% de la población para evitar la circulación del virus o la bacteria entre la población. Asimismo, algunas vacunas no pueden colocarse en personas con un sistema inmunológico inmaduro (lactantes pequeños) o debilitado por la edad o por enfermedades autoinmunes o el cáncer. Estas personas se benefician de la “inmunidad de rebaño” que les proporcionan las personas inmunizadas, que no van a enfermar y no las pueden contagiar.
La OMS explica que “los dos motivos principales para vacunarse son protegernos a nosotros mismos y a quienes nos rodean. El éxito de los programas de inmunización depende de que todos garanticemos el bienestar de todos. No debemos depender de quienes nos rodean para detener la propagación de enfermedades; nosotros también debemos hacer lo que esté en nuestra mano”.