7 preguntas habituales de los niños sobre la cuarentena
Al igual que en muchos países, en Chile también hemos debido cumplir con un periodo de cuarentena, el que no se sabe cuánto tiempo más durará. Este cambio drástico en la vida cotidiana puede ser muy difícil de asimilar para los niños. ¿Cómo explicarles lo que está pasando?
Susana Saravia, psicóloga infantil de Clínica Universidad de los Andes, responde las principales preguntas que hacen los niños frente al coronavirus y la cuarentena.
¿Qué está pasando?
Es importante que los niños entiendan lo que ocurre y lo que va a pasar, no hay que mentirles, solo darles la información necesaria y concreta, según su tipo de pensamiento y edad. Por ejemplo: “Hay un virus que es muy contagioso y, por lo tanto, tenemos que quedarnos en la casa hasta que se vaya. Esto significa que no vamos a ir a la plaza o al jardín, pero vamos a buscar cosas entretenidas para hacer en la casa todos juntos”.
Del mismo modo, transmitirles seguridad por medio palabras, que pueden estar tranquilos porque en la casa no les va a pasar nada y sus papás los cuidarán.
En toda edad es útil mencionarles que hay personas trabajando en una vacuna para evitar el contagio y que los doctores y otros profesionales de la salud trabajan día a día para ayudar a todas las personas que se han enfermado.
¿Por qué no podemos ver a los abuelos/tíos/primos/amigos?
La clave está en que sepan que todos están viviendo lo mismo para evitar el contagio, para que no crean que solo ellos no pueden salir. También es relevante entregarles opciones para reducir la angustia, como decirles que, si lo necesitan, pueden hablar con sus seres queridos una vez al día por teléfono o video llamada. Una buena alternativa es ofrecerles trabajar en un dibujo o una construcción que para ellos sea importante y puedan entregárselos a sus abuelos, por ejemplo, cuando sea posible juntarse nuevamente.
¿Por qué no podemos salir?
Los niños necesitan que conectemos emocionalmente con ellos, así pueden entender y recibir la información que le queremos transmitir de mejor manera. También debemos validar sus sentimientos, poniendo en palabras lo que les pasa. Por ejemplo, “Sé cuántas ganas tienes de ir al parque, y de verdad entiendo que te de rabia”; “Entiendo que estés molesto, comprendo que no te guste la medida de no salir de casa, pero te quiero demasiado y quiero que estés bien”.
En ocasiones, cuando la emoción es intensa, hay que entregarle al niño el espacio para la expresión emocional y ayudarlos a recuperar la calma, cambiándoles el foco de atención o buscar con él alguna solución al problema.
¿Nos vamos a enfermar?
Hay que reforzar la sensación de seguridad en los niños y afirmarles que los papás están tomando todas las medidas para que estén bien y que, si se quedan en la casa, no va a pasar nada. O que, si eventualmente el niño se enferma, va a ser un resfrío leve o suave y se va a sanar.
Evitar hablar de población de riesgo, porque no cuentan con las herramientas para procesar dicha información. Especialmente, entre los 6 a 10 años, que es una etapa de vulnerabilidad en relación a la muerte.
Si en el hijo predomina el miedo, acompañarlo en su proceso de adaptación y demostrarle que los papás estarán disponibles para conversar y resolver sus dudas en caso necesario: “Es normal que puedas sentirte preocupado, pero la mamá y el papá nos preocuparemos de que estés bien, tú solo debes preguntarnos si algo te asusta”.
Si el miedo es constante, es importante ayudar a regular sus pensamientos negativos. Por ejemplo: “No te hace bien pensar en eso, te pone nervioso, así que nos vamos a distraer y hacer otra cosa para que ese pensamiento se vaya”. O preguntarles: “¿Será buena idea pensar en algo que no va a pasar? Entonces lo que vamos a hacer es respirar para calmarnos y buscar algo para distraernos, porque no te hace bien pensar en eso”. O asegurarles que cuando estamos asustados, vemos las cosas peor de lo que son y que deben estar tranquilos.
¿Por qué el papá (o mamá) tiene que trabajar si está en la casa?
Fuera de explicarles, es importante la organización de los espacios y tiempos. Diferenciar el tiempo y espacio de trabajo del familiar. Si es posible, turnarse entre los padres en las labores de cuidado y juego compartido.
¿Cuándo veré a mis amigos?
Debido a que el grupo de pares es importante para los niños, es necesario explicarles que el distanciamiento social es temporal y que, a pesar de lo difícil que es, podrán ayudar a que el virus se vaya más rápido. Al mismo tiempo, validar sus emociones: “Sé cuánto echas de menos a tus amigos, y entiendo que estés triste”.
Para facilitarlo, entregarles alternativas para mantener el espacio nutritivo de las relaciones sociales, ofrecerles que llamen a sus amigos cada vez que lo necesiten.
¿Qué pasará con el colegio?
Anticiparles la información progresivamente para reducir la incertidumbre. Por ejemplo, empezar diciendo que no irán al colegio, que los compañeros y profesores están en sus casas también y que se organizarán para hacer las tareas del colegio en la casa. También asegurarles que esto pronto se va a acabar, y cuando ya no esté el virus afuera, podrá volver al colegio.