Adriano Zotti: “Mi corazón se detuvo por cuatro minutos”
Alegre y optimista son las características que definen a Adriano Zotti. Este estudiante de ingeniería comercial de 25 años, hace ocho practica atletismo de manera profesional, representando a Chile en competencias en Argentina, Brasil, Perú y Bolivia.
Para lograr sus objetivos, entrena estrictamente seis veces por semana. Fue en una de esas sesiones en el colegio Scuola Italiana, en enero, que perdió repentinamente el conocimiento.
“No recuerdo nada, hasta que tres días después me desperté en la Clínica y supe que mi corazón se había detenido por cuatro minutos”, cuenta Adriano, dos meses luego de sufrir lo que se conoce como muerte súbita.
Su entrenador y el equipo de guardias y auxiliares del colegio fueron quienes brindaron los primeros auxilios. Realizaron masajes cardíacos, apoyados por un desfibrilador. Meses antes, el equipo de Rescate de Clínica Universidad de los Andes había realizado una capacitación a los trabajadores del colegio y dejó disponible un aparato en el establecimiento.
El Dr. Carlos Rivera, jefe de la Unidad de Urgencia, explica que “es muy importante actuar con rapidez y estar preparados para estos casos, porque la cadena de supervivencia comienza con identificar la emergencia y solicitar inmediatamente la ayuda. El uso del desfibrilador y las maniobras de resucitación cardiopulmonar son vitales hasta que llegue la ambulancia y pueda trasladar al paciente. En este caso, el actuar decidido de todos permitió salvar la vida del joven. De lo contrario, podría haber muerto”.
Adriano sufrió un paro cardiorrespiratorio que se da por una arritmia, la que puede deberse a un trastorno eléctrico o bioquímico que no afecta el funcionamiento normal del corazón, pero que cuando ocurre, este se detiene
Hay dos grupos de personas a las que les puede ocurrir esto:
- Por enfermedades como dilataciones cardíacas o causas genéticas
- Por causas desconocidas, ya que todos sus índices son completamente normales (este es el caso de Adriano).
Para que este evento no se vuelva a repetir, se instaló en el corazón de este joven un desfibrilador o marcapasos que tiene la capacidad de funcionar como radar y
detectar la actividad eléctrica, con el fin de descubrir cualquier anomalía. Además, lleva un registro de todos los índices del corazón.
Así, en el momento que el aparato detecta un paro cardíaco, da un golpe intenso, con el fin de despolarizar las células cardíacas. Luego, las homogeniza y el corazón vuelve a partir de cero. Con ese cuidado, Adriano puede hacer una vida normal.
Adriano volvió incluso a practicar deporte. Se siente bien y activo. “Estoy seguro de que, si no hubiese tenido ayuda, habría muerto. Además, la ambulancia de la Clínica se demoró sólo cuatro minutos en llegar. Eso y todo el apoyo que he tenido permitieron que saliera rápidamente adelante”, enfatiza Adriano.