Amigdalitis: cómo identificar cuándo se debe realizar una cirugía
La amigdalitis es una enfermedad infecciosa que inflama la faringe y principalmente las amígdalas, masas de tejido ubicadas en la zona posterior de la garganta, y que actúan como parte del sistema inmunológico, ayudando a combatir infecciones.
Esta patología puede ser causada por infecciones virales, que es lo más común, o por bacterias, especialmente por estreptococo del grupo A, responsable del 20 al 30% de los casos en niños y del 10% de los casos en adultos.
La faringoamigdalitis es una afección muy común en todas las edades, pero suele ser más recurrente en niños y adolescentes de entre 5 y 15 años. Constituye una de las causas más comunes de consultas médicas pediátricas y de ausencia escolar.
“Las amígdalas son la primera línea de defensa del sistema inmunitario contra las bacterias y los virus que ingresan a la boca. Esta función puede hacer que se vuelvan especialmente vulnerables a la infección y la inflamación. No obstante, la función del sistema inmunológico de las amígdalas disminuye después de la pubertad, factor que podría ser la causa de disminución de amigdalitis en adultos”, explica la Dra. Constanza Beltrán, otorrinolaringóloga pediátrica especialista en patología laríngea de Clínica Universidad de los Andes.
Principales síntomas de la amigdalitis
- Dolor de garganta
- Dificultad para tragar
- Inflamación de las amígdalas
- Fiebre
- Mal aliento
En algunos casos, también se puede dar inflamación de los ganglios linfáticos del cuello
Las amigdalitis virales suelen tener entre 7 y 10 días de evolución y requiere cuidados que incluyen reposo, analgésicos o antipiréticos, y una buena hidratación. Cuando es de origen bacteriano, se recetan antibióticos.
¿Cuándo la cirugía para la amigdalitis es la mejor opción?
La amigdalectomía, o extirpación de las amígdalas, se considera en casos específicos, cuando los beneficios de la intervención superan los riesgos. Un otorrinolaringólogo evaluará el historial médico del paciente, la frecuencia de los episodios y la respuesta a los tratamientos previos.
Está principalmente indicado para los casos de amigdalitis crónica o recurrente, es decir, cuando una persona sufre más de:
- 7 episodios en un año.
- 5 episodios al año durante 2 años consecutivos.
- 3 episodios por año en 3 años consecutivos.
También se puede recurrir a este procedimiento cuando la amigdalitis causa problemas más serios, tales como:
- Tejido canceroso en una o ambas amígdalas, o posible malignidad.
- Sangrado recurrente de los vasos sanguíneos cerca de la superficie de las amígdalas.
- Mal aliento grave (halitosis) relacionado con desechos en las grietas de las amígdalas.
- Dificultad para respirar.
- Interrupción de la respiración durante el sueño (apnea obstructiva del sueño).
- Infección bacteriana que provoca amigdalitis y que no mejora con antibióticos.
- Infección que produce una acumulación de pus detrás de una amígdala (absceso tonsilar) y que no mejora con medicamentos.
“Si bien los antibióticos son cada vez mejores, lo cual ha hecho disminuir la indicación de cirugía por infecciones, esta sigue siendo una de las más frecuentes en edad pediátrica”, recalca la especialista, quien agrega que “se ha avanzado muchísimo en la técnica quirúrgica y analgésica, haciéndola una cirugía más amigable tanto para el paciente como para su familia. Se trata de un procedimiento ambulatorio en la edad pediátrica, segura y con baja tasa de complicaciones. Es por lejos una de las cirugías con mayor impacto en la calidad de vida”.