Arritmias: cuando el corazón se agita
Generalmente no percibimos los latidos cardiacos durante nuestras actividades diarias o mientras descansamos. Sin embargo, cuando hacemos ejercicio o ante alguna situación de estrés o temor podemos sentir que nuestro corazón se acelera de forma gradual y posteriormente, al detener el ejercicio o ceder el estimulo que produjo la taquicardia (como el miedo), los latidos van disminuyendo en intensidad y rapidez hasta que dejamos nuevamente de percibirlos. Esto es una respuesta fisiológica y normal.
A la percepción de los latidos cardiacos de inicio y termino súbito (brusco), únicos o múltiples, en forma de taquicardia, tanto desordenados (irregulares) o regulares, se le denomina palpitaciones y pueden corresponder a ciertas arritmias. Estas son causa frecuente de consulta cardiológica.
La Dra. Ana María de León, cardióloga del Centro de Enfermedades Cardiovasculares de Clínica Universidad de los Andes, comenta que si bien la mayoría de las veces son benignas y pueden tener un componente emocional, en ciertos casos, pueden ser manifestación de una enfermedad cardiaca y también causar desmayos (síncope), insuficiencia cardiaca o muerte súbita. De ahí la importancia de consultar con el especialista para descartar enfermedades cardiovasculares.
“Si una persona no padece una enfermedad cardiaca previa, como por ejemplo infarto al miocardio, soplos o insuficiencia cardiaca, ni tiene antecedentes familiares de muerte súbita cardiaca en menores de 50 años (familiares de primer grado), lo más probable es que estas arritmias sean benignas”, asegura.
De todos modos, se aconseja consultar al especialista para analizar las características de las arritmias, evaluar factores de riesgo cardiovascular y realizar un examen físico dirigido a descartar causas cardiacas.
“Es importante evaluar si se acompañan de deterioro de la función cardiaca manifestada por cansancio desproporcionado a la magnitud del esfuerzo físico o actividad que se realiza; o si se acompaña de dificultad para respirar, dolor torácico o pérdida súbita de conciencia”, advierte.
Para estudiar las palpitaciones y categorizar si pueden tener que ver con el estrés en alguien con un corazón sano o si, por el contrario, corresponden a una manifestación más de una enfermedad cardiaca estructural, se pueden realizar diversos análisis, algunos de laboratorio y otros más dirigidos, como electrocardiograma, holter de ritmo y ecocardiograma doppler color. Este último permite evaluar el tamaño de las cavidades cardiacas, el estado de las válvulas y la función del músculo cardiaco. En algunos casos de dudas, se puede realizar una resonancia cardiaca o angioTAC coronario como exámenes no invasivos.
Tratamientos para las arritmias
Es frecuente que las arritmias disminuyan o incluso desaparezcan espontáneamente en personas que han presentado palpitaciones y que su corazón está estructuralmente sano, atribuyéndose a un origen emocional, pero en otras ocasiones, se puede recurrir a fármacos antiarrítmicos, los más frecuente son los betabloqueadores.
Si las palpitaciones son una manifestación de una enfermedad cardiaca estructural, como enfermedades del músculo cardiaco, cicatrices de infartos o cortocircuitos eléctricos, entre otros, se podrá indicar un tratamiento correspondiente a la enfermedad de base. Estos incluyen medicamentos específicos, pero en otros casos puede ser necesario un estudio electrofisiológico para ablación con radiofrecuencia del área que produce la arritmia (cortocircuito). Algunos pacientes pueden requerir dispositivos especiales para prevenir la muerte súbita como los desfibriladores implantables.
Hábitos que pueden causar arritmias y que se sugieren evitar para mejorar la calidad de vida:
- Exceso de consumo de café y cualquier otro estimulante (mate, té, guaraná, bebidas energéticas, inhibidores del apetito, anfetaminas y sus derivados para mantenerse alerta)
- Exceso de consumo de alcohol
- Falta de horas de sueño
- Perpetuar estados de frustración y angustia emocional