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Cirugía de Mohs: la mejor opción para el cáncer de piel no melanoma

Este procedimiento tiene una tasa de curación de 99%, siendo a la vez, menos invasivo y más estético.
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El cáncer de piel no melanoma es un tipo de cáncer que se origina en alguna de las capas de la piel, comprendiendo principalmente el carcinoma basocelular (el más frecuente) y el carcinoma espinocelular (puede producir metástasis en forma más tardía). Si bien se caracteriza por su menor agresividad en comparación con el melanoma (que es el que puede producir metástasis en forma más rápida), puede causar daños significativos si no es tratado a tiempo y de manera correcta.

En Clínica Universidad de los Andes, contamos con un moderno y efectivo tratamiento quirúrgico para este tipo de cáncer de piel no melanoma, llamado cirugía micrográfica de Mohs, el cual se basa en la extirpación de capas de piel de manera precisa y controlada, permitiendo a los médicos eliminar completamente el tumor, preservando la mayor cantidad de tejido sano posible.

El Dr. Andrés Figueroa, dermatólogo especializado en cáncer de piel de Clínica Universidad de los Andes, explica que “esta cirugía, que es altamente especializada para el tratamiento del cáncer de piel no melanoma, logra las mejores tasas de curación, alrededor de 99% para carcinoma de piel no melanoma primario”.

Asimismo, evita la remoción de tejido sano sin compromiso tumoral, por lo tanto, tiene resultados funcionales y estéticos muy superiores, sobre todo, en zonas de la cara donde si se saca un tumor con un margen amplio, va a quedar un defecto quirúrgico muy importante, que posteriormente va a requerir reconstrucción.

Otra de sus ventajas es que se conocen los resultados de inmediato, en el mismo acto quirúrgico. Por lo general, no se da de alta al paciente hasta que se haya extirpado todo el cáncer de piel.

La cirugía de Mohs se realiza de manera ambulatoria, con anestesia local.

 

La importancia de la prevención temprana

Para tener un buen diagnóstico y realizar el tratamiento más adecuado, sigue siendo fundamental pesquisar de manera precoz de la enfermedad, lo cual comienza con una evaluación clínica visual, donde el dermatólogo examina cualquier lesión o cambio sospechoso en la piel.

En caso de detección de algo anormal, se realiza una biopsia, donde se toma una pequeña muestra de tejido afectado para examinarla bajo microscopio.

Si se llegase a confirmar el diagnóstico de un cáncer de piel, el dermatólogo orientará en el tratamiento más conveniente y efectivo para cada caso.

“El diagnóstico temprano es crucial para un tratamiento exitoso”, concluye el dermatólogo. 

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