Cómo hacer más fácil la vuelta al trabajo después de las vacaciones
Retomar de a poco las tareas y priorizarlas son algunos consejos para alivianar los primeros días.
En los últimos días de vacaciones, muchas personas recuerdan que tienen que volver al trabajo y, con eso, en muchos casos aparecen sensaciones negativas asociadas a la rutina laboral. Si no se toman algunas medidas, a esto se puede sumar malestar físico durante las primeras semanas.
Viviana Tobar, psicóloga de Clínica Universidad de los Andes, explica que muchas veces esto pasa cuando la persona empieza a pensar en un sin fin de cosas que debe hacer, enfrentar o preparar que pudieron haber quedado pendientes. Principalmente, si se asocia a un impulso de que todo debiera resolverse prontamente o también a situaciones que pueden no gustarles o acomodarles.
En algunas personas este malestar se hace evidente con síntomas como ansiedad, insomnio, somnolencia, cambios en la alimentación, taquicardia, presión del pecho, muchos pensamientos, irritabilidad o cambio de ánimo, y angustia. Asimismo, disminución de la capacidad de concentración y dificultades para la realización del trabajo. Puede darse uno o varios a la vez.
“Es importante que estos síntomas no persistan en el tiempo, diferenciar si son leves, poco frecuentes, no dificultan el diario vivir y desaparecen o si están en una frecuencia o intensidad que empiezan a obstaculizar a la persona en sus quehaceres. En este caso, vale la pena consultar con un especialista para identificar qué es lo que puede estar ocurriendo y buscar alternativas de solución para que eso no se mantenga” aclara la especialista.
Normalmente en las vacaciones los horarios de sueño y la alimentación pueden variar, por lo que lo ideal es comenzar a ordenarlos o regularizarlos de a poco unos días antes de volver al ritmo laboral o a medida que se está volviendo. Un buen dormir ayuda en todo ámbito en el diario vivir y en la salud.
Para hacer más fácil la vuelta a la rutina, la psicóloga recomienda:
• Antes de salir de vacaciones, si es posible, delegar temas que quedan pendientes.
• Aprovechar los últimos días de descanso centrándose en ese momento presente.
• Regresar de las vacaciones un par de días antes de volver al trabajo, para ir familiarizándose con la rutina, ritmos y horarios.
• Hacer lo que nunca tiene tiempo de hacer, como ver una película, ordenar algo que no ha podido, organizar la casa, preparar el closet o simplemente, descansar.
• Los primeros días de vuelta al trabajo ser conscientes y regular las expectativas en relación a lo que se debe resolver o abordar en el corto, mediano o largo plazo. Jerarquizar intentando diferenciar los niveles de urgencia.
• Ponerse al día de a poco. Al ausentarse un periodo de tiempo, es imposible volver y actuar como si siempre hubiéramos estado y hacer todo de manera inmediata.
“No hay que olvidar que, durante los periodos de trabajo o de rutina habitual, también es beneficioso mantener espacios de esparcimiento, descanso, ejercicio y sociabilidad. También recordar los beneficios de trabajar, para sí mismo o su grupo familiar, el sentido de sus labores, lo que le gusta, los desafíos, entre otros”, concluye Viviana Tobar.
Viviana Tobar, psicóloga de Clínica Universidad de los Andes, explica que muchas veces esto pasa cuando la persona empieza a pensar en un sin fin de cosas que debe hacer, enfrentar o preparar que pudieron haber quedado pendientes. Principalmente, si se asocia a un impulso de que todo debiera resolverse prontamente o también a situaciones que pueden no gustarles o acomodarles.
En algunas personas este malestar se hace evidente con síntomas como ansiedad, insomnio, somnolencia, cambios en la alimentación, taquicardia, presión del pecho, muchos pensamientos, irritabilidad o cambio de ánimo, y angustia. Asimismo, disminución de la capacidad de concentración y dificultades para la realización del trabajo. Puede darse uno o varios a la vez.
“Es importante que estos síntomas no persistan en el tiempo, diferenciar si son leves, poco frecuentes, no dificultan el diario vivir y desaparecen o si están en una frecuencia o intensidad que empiezan a obstaculizar a la persona en sus quehaceres. En este caso, vale la pena consultar con un especialista para identificar qué es lo que puede estar ocurriendo y buscar alternativas de solución para que eso no se mantenga” aclara la especialista.
Normalmente en las vacaciones los horarios de sueño y la alimentación pueden variar, por lo que lo ideal es comenzar a ordenarlos o regularizarlos de a poco unos días antes de volver al ritmo laboral o a medida que se está volviendo. Un buen dormir ayuda en todo ámbito en el diario vivir y en la salud.
Para hacer más fácil la vuelta a la rutina, la psicóloga recomienda:
• Antes de salir de vacaciones, si es posible, delegar temas que quedan pendientes.
• Aprovechar los últimos días de descanso centrándose en ese momento presente.
• Regresar de las vacaciones un par de días antes de volver al trabajo, para ir familiarizándose con la rutina, ritmos y horarios.
• Hacer lo que nunca tiene tiempo de hacer, como ver una película, ordenar algo que no ha podido, organizar la casa, preparar el closet o simplemente, descansar.
• Los primeros días de vuelta al trabajo ser conscientes y regular las expectativas en relación a lo que se debe resolver o abordar en el corto, mediano o largo plazo. Jerarquizar intentando diferenciar los niveles de urgencia.
• Ponerse al día de a poco. Al ausentarse un periodo de tiempo, es imposible volver y actuar como si siempre hubiéramos estado y hacer todo de manera inmediata.
“No hay que olvidar que, durante los periodos de trabajo o de rutina habitual, también es beneficioso mantener espacios de esparcimiento, descanso, ejercicio y sociabilidad. También recordar los beneficios de trabajar, para sí mismo o su grupo familiar, el sentido de sus labores, lo que le gusta, los desafíos, entre otros”, concluye Viviana Tobar.