Cómo reconocer un lunar peligroso
Una de las manifestaciones más habituales de acumulación de daño solar en la piel son los lunares, por eso hay que fijarse en cualquier cambio que se produzca en ellos, o en la aparición de uno nuevo, ya que podría corresponder a un melanoma, uno de los tipos de cáncer cutáneo.
Para esto, la Dra. Pilar de la Sotta, dermatóloga de Clínica Universidad de los Andes, aconseja tener control con el especialista, al menos, una vez al año, ya que en esa consulta se realiza una revisión completa de la piel en búsqueda de lesiones atípicas o sospechosas de malignidad. Agrega que también se recomienda observar y conocer los lunares que cada uno tiene y consultar siempre ante la aparición de uno nuevo en un adulto o si se dan cambios visibles en uno ya existente.
En general, son más propensas las personas de piel clara, pecosa, cabello rubio o colorín, personas con antecedentes familiares de cáncer de piel o que hayan tenido quemaduras solares en la infancia. Pero también se puede ver en cualquier persona que haya tenido mayor exposición solar, ya sea en actividades recreacionales o laborales al aire libre.
El ABCDE de los lunares
Son cinco las señales que hacen sospechar que un lunar pueda ser cancerígeno y se basan en las características físicas de estas marcas.
- Asimetría: se considera un lunar asimétrico cuando la mitad de este no coincide con la otra mitad. Si se trazara una línea imaginaria por el medio, se distinguiría una diferencia notoria.
- Borde: las orillas no son suaves, sino irregulares y poco definidas. Generalmente se forma una especie de contorno de un color diferente.
- Color: la tonalidad no es uniforme e incluye sombras de diferentes matices, como rojas, negras o marrones.
- Diámetro: cuando un lunar sobrepasa los 6 milímetros de diámetro, debe estar en observación, aunque no siempre los lunares malignos son tan grandes.
- Evolución: un lunar benigno se mantiene de igual tamaño, forma y color en el tiempo. Pero, cuando presenta transformaciones en un período corto, ya sea crecimiento, cambio de color, tamaño o forma, sangramiento o picazón, puede indicar que es cancerígeno.
La Dra. de la Sotta aclara que, además de los lunares, hay que poner atención en cualquier herida que no sane en un tiempo prudente, lesiones con costras persistentes o que presenten un crecimiento progresivo, ya que pueden ser indicativos de la presencia de otros tipos de cáncer de piel menos agresivos, pero más frecuentes que el melanoma.
La mirada oncológica
El Dr. Nicolás Droppelmann, cirujano oncólogo de Clínica Universidad de los Andes, explica que el diagnóstico precoz es fundamental. “Al igual que muchos tumores malignos, al detectar precozmente un melanoma, el pronóstico de la enfermedad cambia en forma radical. Un melanoma en etapa "in situ", que es la etapa más inicial, el tratamiento es prácticamente curativo en el 100% de los pacientes. Luego, en los melanomas invasores, mientras más precoz es el diagnóstico, menor es la probabilidad de tener metástasis en los ganglios linfáticos o en los órganos distantes como pulmón, hígado, cerebro o huesos. Con el diagnóstico precoz, por lo tanto, se logra un control mucho mayor y con cirugías mucho menos invasivas”.
En relación con si los melanomas pueden formarse en partes del cuerpo que tienen poca exposición al sol o que no la tienen, el Dr. Droppelmann explica que “existen los llamados melanomas acrales, que crecen en las palmas de las manos, plantas del pie, o debajo de la uña, muchas veces no se asocian a exposición solar, y pueden llegar a ser de muy mal pronóstico. Otros melanomas pueden crecer en áreas de baja exposición solar, como glúteos o muslos. Esto se pueden haber producido en algún momento que hubo una exposición solar aislada pero intensa. Otras veces crecen por mutaciones no producidas por el sol. El sol es el principal factor de riesgo, pero no el único”.
El llamado es al cuidado y la prevención. Además, estar atentos a los cambios que pueden tener los lunares, aunque sean sutiles. La recomendación es visitar a un especialista una vez al año para realizar el chequeo y detectar a tiempo cualquier tipo de alteración.