Control sano deportivo: clave para una práctica segura en niños y adolescentes
Con el inicio del año escolar y la planificación de actividades extracurriculares es importante considerar el estado de salud de los niños y adolescentes antes de que comiencen a practicar deportes.
Una evaluación médica preparticipativa, o control sano deportivo, es una alternativa para que los menores puedan desarrollar actividad física de manera segura, prevenir riesgos para su salud y/o potenciar su rendimiento.
“Esta evaluación médica es integral y realizada por un médico del deporte con el objetivo de identificar posibles riesgos en la práctica deportiva. En el caso de los niños, esta evaluación funciona como un chequeo de salud general, pero con un enfoque específico en la actividad física”, explica el Dr. Phillip Foster, especialista en medicina deportiva de Clínica Universidad de los Andes.
En esta instancia se revisan factores clave como:
- Condición cardiovascular: para detectar riesgos de muerte súbita o problemas cardiacos subyacentes.
- Historial de lesiones: evaluación de posibles antecedentes musculoesqueléticos y estrategias de prevención.
- Carga de entrenamiento: verificación de la intensidad y cantidad de ejercicio para evitar sobrecarga.
- Alimentación y suplementación: orientación sobre la nutrición adecuada para el deporte.
Además, si es necesario, se deriva a otro especialista.
¿Cuándo realizar esta evaluación?
Si el niño es muy activo o participa de algún deporte con fines competitivos, se recomienda realizar esta consulta, al menos, una vez al año o cada dos.
Asimismo, es fundamental si:
- Presenta síntomas cardiorrespiratorios o musculoesqueléticos durante la actividad física.
- Inicia una nueva disciplina deportiva, especialmente si es de alto rendimiento.
- Ha sido inactivo y desea comenzar una vida activa.
“El control sano deportivo no es una barrera para la actividad física, sino una herramienta para garantizar que el ejercicio se realice de manera segura y saludable. Fomentar el deporte desde la infancia con una supervisión adecuada ayudará a los niños y adolescentes a desarrollar hábitos saludables para toda la vida”, señala el deportólogo.
El deporte más adecuado para cada niño
Para el Dr. Foster lo principal para fomentar la actividad física es que el niño elija la disciplina que le guste, solo así se podrá generar adherencia a esta. Sin embargo, existen recomendaciones generales como la necesidad de contar con el apoyo y ejemplo familiar, preferir actividades al aire libre y grupales, sobre todo en niños más chicos, porque aumenta la participación y la compañía con sus pares.
En cuanto al entrenamiento de fuerza, no tiene ninguna contraindicación, siempre que se lleve a cabo de la manera correcta: “desde que un niño puede seguir indicaciones (alrededor de los cinco años) y va a ser supervisado siempre por un adulto responsable, ya puede realizarlo. En los más chicos, solo se cambian el objeto y estímulo de la carga, por ejemplo. El mismo hecho de colgarse de una barra también es entrenamiento de fuerza. Y tiene muchos beneficios óseos y en cuanto a participación en otras disciplinas deportivas”, afirma el especialista.
¡A hacer actividad física!
El ejercicio contribuye a:
- Mejor salud cardiovascular y metabólica.
- Desarrollo óptimo de huesos y músculos.
- Reducción del riesgo de obesidad y enfermedades como la diabetes.
- Mejora del bienestar emocional.
Por esto, es importante terminar con la conducta sedentaria, que se refiere al tiempo en que se gasta poca energía, por ejemplo, al estar sentado frente a una pantalla, y con la inactividad, es decir, hacer menos cantidad de ejercicio de lo recomendado. Por ejemplo, una hora diaria para los niños, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud.
Ambos conceptos tienen una asociación de riesgo independiente y que se pueden sumar y derivar en el desarrollo de múltiples enfermedades a futuro, mayor riesgo de lesiones, menos participación en actividades grupales, desarrollo de ansiedad y depresión, entre otras.
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