Diabetes tipo 1: Una realidad en aumento a edades tempranas
La diabetes mellitus I, también llamada diabetes tipo 1, es una condición médica compleja y autoinmune que afecta a personas de todas las edades, pero con una importante incidencia en la población infantil. A diferencia de la diabetes tipo 2, no es prevenible mediante cambios en el estilo de vida o la alimentación, ya que se vincula a la presencia de ciertos genes asociados y a la producción de anticuerpos que afectan al páncreas, impidiéndole producir la insulina necesaria para regular la glucosa en la sangre (glicemia).
La Dra. Francisca Eyzaguirre, endocrinóloga y diabetóloga pediátrica de Clínica Universidad de los Andes, afirma que “esta enfermedad puede desarrollarse en cualquier etapa de la vida, desde el período neonatal en adelante. Antiguamente se veía mucho más en edades escolares, sin embargo, en las últimas dos décadas, hemos observado una tendencia hacia la presentación de la diabetes tipo 1 a edades cada vez más tempranas”.
Los síntomas de la diabetes mellitus 1 en niños son secundarios a la baja producción de insulina y niveles altos de glicemia en la sangre, lo que se va a traducir en manifestaciones que son importantes de poder reconocer, como:
- Sed excesiva
- Necesidad frecuente de orinar
- Pérdida de peso
- Aumento del apetito
- Irritabilidad
Si bien este tipo de diabetes no tiene una cura, sí existen herramientas avanzadas de tratamiento para poder controlarla. “Hay insulinas de distintos tiempos de duración de su acción que suplen la baja secreción de insulina, y que en la mayoría de los niños requiere, al menos, cinco inyecciones diarias y controles frecuentes de glucosa”, explica la Dra. Eyzaguirre.
Además, la especialista agrega que “alternativamente, algunos pacientes optan por el uso de sistemas automatizados de bombas de insulina, que logran emular la producción espontánea de insulina por parte del páncreas, y de esa manera, que los niveles de glicemia se mantengan estables a lo largo del día”.
¿Cómo funciona una bomba de insulina?
Consiste en un pequeño dispositivo portátil que funciona con un motor eléctrico que se programa para suministrar, por medio de una aguja fina, las dosis de insulina (llamadas basal y bolo) preestablecidas que el niño requiere durante el día. Así, la bomba de insulina simula el trabajo de las células beta del páncreas, que en condiciones normales son las encargadas de producir la insulina cuando los niveles de glucosa aumentan en la sangre en respuesta a la ingesta de comida.
El paciente, o en este caso sus padres, pueden observar la evolución de la glicemia mediante el uso de dispositivos inteligentes, como un teléfono o tablet. Además, las bombas con las que contamos en Chile funcionan asociadas a un sensor que cada cinco minutos monitorea los niveles de glucosa en la sangre, permitiendo adecuar las dosis automáticamente de ser necesario.
Recomendaciones para padres
- Vigilancia activa: estar atentos a cambios en el comportamiento y hábitos alimenticios de los niños.
- Consulta médica temprana: si se observan síntomas como irritabilidad, sed excesiva, alto volumen de orina y pérdida de peso. Un diagnóstico precoz por medio de un examen de glicemia puede prevenir complicaciones graves, como la deshidratación severa, acidosis en la sangre y, en casos extremos, la muerte.
- Apoyo familiar: es crucial para la adaptación del niño.
Además, es fundamental la colaboración de la familia con un equipo médico multidisciplinario, que incluya especialistas en diabetes, psicólogos y nutricionistas, ya que “la diabetes en un niño produce una reestructuración en la vida y rutina familiar, hay muchos conceptos que se deben aprender y hábitos nuevos que hay que adquirir para garantizar la salud y el bienestar tanto del menor como de su familia”, concluye la Dra. Francisca Eyzaguirre.