Alimentación y cáncer de mama: La importancia de una dieta balanceada
El cáncer de mama es el más prevalente en las mujeres en Chile. Según cifras de GLOBOCAN, el año 2020, hubo más de 5.300 nuevos casos y más de 1.600 mujeres murieron por esta causa. Teniendo en cuenta esta realidad, es vital llevar a cabo algunos hábitos que pueden disminuir considerablemente el riesgo de sufrir esta patología.
Está demostrado que mantenerse activo físicamente y tener una alimentación saludable disminuyen las posibilidades de
cáncer de mama.
Una alimentación
balanceada y ajustada a las necesidades de cada uno permitirá mantener un peso
saludable. Este punto es de gran relevancia, ya que la obesidad, sobre todo después de los 50 años, es un factor de riesgo
establecido para el cáncer cáncer de mama, así como para la hipertensión
y apnea
del sueño, entre otras patologías. Al respecto, Jessica
Liberona, nutricionista del Programa
de Obesidad y Diabetes de Clínica
Universidad de los Andes, señala que “es muy importante bajar la
ingesta de alimentos que tienen elevadas densidades energéticas, como dulces,
comida rápida, grasas saturadas y frituras. Así como también disminuir al
mínimo el consumo de alcohol y el de carnes rojas, donde lo recomendable es que
este tipo de proteína se ingiera menos de dos veces a la semana”.
La especialista sugiere algunos nutrientes y
alimentos que además de ayudar a tener un peso adecuado, favorecen la salud:
Fibra
cereales integrales, avena y legumbres. Es recomendable el consumo diario de fibra, ya que favorece la digestión. Con respecto a los cereales, se pueden consumir diariamente, y las legumbres se sugiere que sea más de dos veces por semana.
Frutas y verduras
la recomendación es
lograr un consumo de, aproximadamente, 400 gramos al día. Las frutas y las
verduras son una excelente fuente de vitaminas, mineras y fitonutrientes con
acción antioxidante, además de aportar una cantidad variable de fibra dietaria.
Grasas Omega 3
se deben incluir, como mínimo dos veces a la semana, pescados grasos como la caballa, jurel, salmón, trucha, sardinas y mariscos. Además, se debe complementar con alimentos de origen vegetal, como la semilla de chía y maravilla, linaza, nueces, entre otras.
Soya
estudios han demostrado que el consumo moderado de soya -presente en leches de soya y tofu, entre otros- se asocia con una disminución de un 4% del riesgo de cáncer.
Lácteos
son fundamentales para el
organismo porque, además de aportar a la salud de nuestros huesos, nos protegen
de enfermedades. Es recomendable al menos tres porciones al día, idealmente
descremados y bajos en grasas.
Jessica Liberona
señala que “para disminuir el riesgo de desarrollar cáncer de mama,
debemos mantener un plan de alimentación saludable y ser físicamente activos,
desarrollando a lo menos 150 minutos de actividad física moderada a la
semana. Cuidarnos en fundamental para estar sanos, lo que también reduce
la posibilidad de recurrencia de la patología en quienes ya sufrieron cáncer de
mama”.