Fimosis: uno de los cuadros quirúrgicos más habituales en niños
Muchas veces, los papás de niños pequeños dudan sobre si deben consultar ante una posible fimosis y si es que tendrán que operarlo o no. Y es que esta condición es muy habitual y una de las consultas más comunes en cirugía pediátrica.
“Al nacer, alrededor del 99% de los niños presenta fimosis, la que se normaliza durante los primeros años de vida”, explica el Dr. Mario De Giorgis, cirujano infantil de Clínica Universidad de Los Andes.
Esta es una patología que se produce por una estrechez del prepucio que impide dejar al descubierto el glande, es decir, la cabeza del pene. Desde el nacimiento, el prepucio está estrecho y fusionado con el glande, por lo que no se puede retraer. Esto es normal y comienza a desaparecer desde los tres años de vida. Sin embargo, en algunos casos, la fimosis persiste.
Si esto ocurre, puede manifestarse con:
- Dolor
- Dificultad al orinar debido a la estrechez de la piel
- Infecciones urinarias repetitivas
- Balanitis o balanopostitis, es decir, inflamación e infección del prepucio y del glande
Si esto sucede antes de los cuatro años, es recomendable acudir con algún cirujano infantil.
El diagnóstico de la fimosis se realiza a través de un examen físico. “Generalmente, la madre es la que se da cuenta en la casa o su pediatra en algún control y acude con el menor donde un especialista, quien evalúa el tratamiento a seguir” agrega el Dr. De Giorgis.
Si el niño presenta alguna de las manifestaciones mencionadas y ya tiene cuatro años de edad, se recomienda la cirugía denominada circuncisión. Esta intervención consiste en retirar la piel estrecha, para dejar parcialmente cubierto el glande. Es un procedimiento que se realiza con anestesia general y con hospitalización transitoria. Las complicaciones posteriores son poco frecuentes y la recuperación es rápida. “Mientras más pequeño se opere el paciente, la recuperación es mejor y menores son las probabilidades de complicaciones”, sostiene el especialista.
Luego de la cirugía, se pueden formar costras que se secarán y caerán solas. Asimismo, puede haber dolor y sensibilidad en la zona. En cuanto a los cuidados en la casa, se recomienda:
- Lavar sólo con agua los primeros días
- Habitualmente se deja un plástico que protege, este se debe retirar al tercer o cuarto día en un baño de tina en la casa. Una vez que esto ocurre, aplicar la crema con antibióticos indicada por el médico tratante
- Ir a un servicio de urgencia si el niño tiene fiebre, infección en la zona operada, mucho dolor o sangrado
“Los niños suelen estar con molestias los primeros cuatro a cinco días, por esto deben realizar reposo relativo en casa. Se controla a la semana de la cirugía en la consulta del especialista y un último control al mes de operado”, afirma el Dr. De Giorgis.