Hepatitis: una enfermedad silenciosa y que sí es posible prevenir
En algunos casos, se puede evitar con vacuna, pero para los demás, solo con autocuidado.
La hepatitis es una patología que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, siendo la segunda enfermedad infecciosa que más muertes causa después de la tuberculosis. Por eso, cada 28 de julio, la Organización Mundial de la Salud y otras entidades celebran el Día Mundial de la Hepatitis, con el objetivo de darla a conocer e informar las medidas de prevención.
La Dra. María Luz Endeiza, infectóloga pediatra de Clínica Universidad de los Andes, explica que esta patología corresponde a la inflamación del hígado asociada a la infección provocada por uno de los cinco virus que provocan esta enfermedad: A, B, C, D y E.
Las hepatitis A y E se contraen por la ingesta de agua o comida contaminada, mientras que la B, C y D se contagian a través de fluidos corporales, de la sangre (compartiendo jeringas, por ejemplo) por vía sexual o de la madre al hijo durante el embarazo y parto.
Las variantes más peligrosas de las de tipo B y C, que pueden llevar a entre el 20 y 30% de los portadores a desarrollar, con el tiempo, cirrosis o cáncer de hígado. En los recién nacidos contagiados durante el embarazo o el parto, el riesgo de desarrollar una hepatitis crónica aumenta hasta el 90%.
Para evitar la hepatitis
La Dra. Endeiza afirma que se dice que esta es una enfermedad silenciosa porque en la mayoría de los casos, es asintomática. “Por ejemplo, con los tipos B y C, cuando la persona va al médico porque siente molestias, puede llevar años o décadas con el virus y haber desarrollado cirrosis o cáncer”.
Por esto, la especialista enfatiza en la importancia de la prevención. Una de las medidas es la vacunación contra la hepatitis tipo A y B. En cuanto a la A, además es importante cuidarse de no comer comidas contaminadas. Por ejemplo, al viajar, siempre preferir alimentos cocinados y agua envasada.
En el caso del virus B, si la persona no se inmuniza y contrae la enfermedad, debe seguir un tratamiento con medicamentos de por vida, ya que estos solo eliminan la infección, pero el virus se mantiene en el cuerpo.
El Programa Nacional de Inmunizaciones de Chile (PNI) contempla desde el año 2005 la vacunación contra la hepatitis B a partir de los dos meses de vida (dentro de la vacuna Hexavalente) y desde 2019 se agrega una dosis al recién nacido. Además, desde el año 2018 se incorporó una dosis de hepatitis A para los niños de 18 meses en todo el territorio nacional.
Para el resto de la población mayor de 15 años, se sugieren tres dosis de vacuna contra la hepatitis B y para los mayores de tres años, dos dosis contra la hepatitis A para estar protegidos. Existen varias vacunas actualmente en el mercado y son todas igualmente efectivas.
Para los tipos C, D y E aún no existe inmunización. Se recomienda precaución en la ingesta de agua y alimentos posiblemente contaminados y no exponerse a situaciones de riesgo con sangre y fluidos corporales (compartir jeringas, tatuajes en sitios no seguros, piercing, promiscuidad sexual).
La Dra. María Luz Endeiza, infectóloga pediatra de Clínica Universidad de los Andes, explica que esta patología corresponde a la inflamación del hígado asociada a la infección provocada por uno de los cinco virus que provocan esta enfermedad: A, B, C, D y E.
Las hepatitis A y E se contraen por la ingesta de agua o comida contaminada, mientras que la B, C y D se contagian a través de fluidos corporales, de la sangre (compartiendo jeringas, por ejemplo) por vía sexual o de la madre al hijo durante el embarazo y parto.
Las variantes más peligrosas de las de tipo B y C, que pueden llevar a entre el 20 y 30% de los portadores a desarrollar, con el tiempo, cirrosis o cáncer de hígado. En los recién nacidos contagiados durante el embarazo o el parto, el riesgo de desarrollar una hepatitis crónica aumenta hasta el 90%.
Para evitar la hepatitis
La Dra. Endeiza afirma que se dice que esta es una enfermedad silenciosa porque en la mayoría de los casos, es asintomática. “Por ejemplo, con los tipos B y C, cuando la persona va al médico porque siente molestias, puede llevar años o décadas con el virus y haber desarrollado cirrosis o cáncer”.
Por esto, la especialista enfatiza en la importancia de la prevención. Una de las medidas es la vacunación contra la hepatitis tipo A y B. En cuanto a la A, además es importante cuidarse de no comer comidas contaminadas. Por ejemplo, al viajar, siempre preferir alimentos cocinados y agua envasada.
En el caso del virus B, si la persona no se inmuniza y contrae la enfermedad, debe seguir un tratamiento con medicamentos de por vida, ya que estos solo eliminan la infección, pero el virus se mantiene en el cuerpo.
El Programa Nacional de Inmunizaciones de Chile (PNI) contempla desde el año 2005 la vacunación contra la hepatitis B a partir de los dos meses de vida (dentro de la vacuna Hexavalente) y desde 2019 se agrega una dosis al recién nacido. Además, desde el año 2018 se incorporó una dosis de hepatitis A para los niños de 18 meses en todo el territorio nacional.
Para el resto de la población mayor de 15 años, se sugieren tres dosis de vacuna contra la hepatitis B y para los mayores de tres años, dos dosis contra la hepatitis A para estar protegidos. Existen varias vacunas actualmente en el mercado y son todas igualmente efectivas.
Para los tipos C, D y E aún no existe inmunización. Se recomienda precaución en la ingesta de agua y alimentos posiblemente contaminados y no exponerse a situaciones de riesgo con sangre y fluidos corporales (compartir jeringas, tatuajes en sitios no seguros, piercing, promiscuidad sexual).