Javier Mateluna: “Estoy intentando volver a ser el de antes”
La vida de Javier cambió drásticamente la mañana del 30 de julio de 2018 cuando iba en moto y un auto lo chocó de frente. El impacto fue tan fuerte, que quedó semi inconsciente a más de 40 metros de distancia.
El politraumatismo que sufrió lo dejó con varias fracturas graves: de pelvis, del acetábulo izquierdo (hueso donde se articula la cabeza del fémur), del pie izquierdo, fractura expuesta de la pierna derecha y luxofractura expuesta del antebrazo y muñeca izquierdos.
Las primeras 48 horas estuvo hospitalizado en otro centro, posteriormente fue derivado a Clínica Universidad de los Andes para resolver las lesiones más complejas. Al llegar, tuvo que ser estabilizado por el equipo de la Unidad de Paciente Crítico.
“Luego, se realizó una reducción abierta y osteosíntesis de la fractura acetabular, que corresponde a una intervención quirúrgica de alta complejidad. De no intervenirlo, se habría producido una artrosis de cadera que hubiese sido invalidante y hubiera requerido de una prótesis total en el corto plazo, lo que no es el mejor tratamiento para un paciente joven y activo como Javier”, afirma el Dr. Alejandro Zylberberg, traumatólogo de Clínica Universidad de los Andes.
A más de nueve meses del accidente, Javier cuenta que le dicen “milagrito” porque estuvo tan grave, internado más de un mes en la Clínica, que ni él puede creer cuánto ha logrado avanzar en su recuperación, aunque todavía falta.
“Fue muy complicado, sentí mucho dolor por harto tiempo y además tuve estrés post traumático. Cuando me pusieron de pie la primera vez, mis pies no aguantaban y dije que no caminaría nunca más. Incluso cuando me fui de alta, lo hice en silla de ruedas porque no podía caminar. Después vinieron meses con kinesiología y terapia ocupacional, que permitieron recuperarme. Solo tengo agradecimiento con la Clínica, porque quienes trabajan ahí tienen una calidad humana muy importante, van más allá de lo que corresponde a su trabajo”, dice Javier.
Hace poco dejó las muletas, pero todavía siente dolor en las partes lesionadas, sobre todo cuando hace frío: “viviré con dolor por un tiempo, pero tengo que seguir avanzando porque estoy tratando de volver a ser el mismo que era antes del accidente. No ha sido fácil, pero sé que voy a lograrlo”, asegura Javier.
Al respecto, el Dr. Zylberberg explica que después de un traumatismo grave con riesgo vital, se produce inseguridad para desenvolverse en forma normal y reinsertarse a las actividades cotidianas. Es un proceso largo que puede durar años y en eso está trabajando Javier.
La fuerza de este joven, sumado al trabajo de todo el equipo médico y el espíritu de servicio que los mueve fueron bases sólidas que permitieron lograr grandes avances en todo el proceso.