Lactancia: ¿qué es y por qué se produce la mastitis?
La mastitis es una inflamación de las glándulas mamarias que, en el período de lactancia, suele estar asociada a infección bacteriana. Ocurre más frecuentemente entre la segunda a sexta semana post parto. Debe ser evaluado y manejado precoz y adecuadamente para evitar las complicaciones, como por ejemplo un absceso mamario, es decir la formación de un absceso (pus).
La Dra. Paula Correa, ginecóloga de Clínica Universidad de los Andes, afirma que “la principal causa de la mastitis es la estasis o retención de la leche, asociado a infección por bacterias de la piel”.
La acumulación de la leche secundaria al vaciamiento inadecuado de la mama, junto con la infección por bacterias de la piel que ingresan a través de grietas o fisuras en el pezón generan infección en el tejido glandular. Esto requiere de un manejo integral por un profesional de la salud, además de drenaje constante, analgésicos y antibióticos adecuados.
La especialista señala los principales factores de riesgo de mastitis:
- Grietas o fisuras de pezón
- Vaciamiento mamario inadecuado
- Técnica de lactancia inadecuada
Soledad Castelló, matrona del Servicio de Asesoría en Lactancia de Clínica Universidad de los Andes, comenta que “existe la posibilidad de que bacterias que se encuentren en la piel o en la boca del bebé, ingresen por los conductos mamarios a través de una grieta del pezón y, junto con la leche estancada en la mama, puede desarrollar una mastitis infecciosa”.
Los síntomas de la mastitis pueden ser:
- Sensibilidad en los pechos o sensación de calor al tacto
- Engrosamiento del tejido mamario o un bulto en la mama
- Dolor y sensación de ardor de forma continua o durante la lactancia
- Enrojecimiento de la piel, a menudo en forma de cuña
- Malestar general
- Fiebre de sobre los 38°C
- Escalofríos
La matrona da algunas recomendaciones para evitar la mastitis: “un adecuado y frecuente vaciamiento mamario, tratamiento oportuno de las grietas del pezón, buena técnica de acople y cambios de postura al amamantar. También ayuda masajear la mama afectada antes de la lactancia”. Asimismo, es importante solicitar apoyo de especialistas ante cualquier dificultad con la lactancia, ya que un asesoramiento adecuado permite evitar futuras complicaciones.
Tratamientos para la mastitis
La evaluación debe ser realizada por un profesional de la salud especializado. Es importante realizar un examen adecuado y efectuar exámenes de imagen cuando se sospechen complicaciones. En pacientes que no se encuentran lactando, es importante una evaluación acuciosa, pues en algunas ocasiones, la mastitis se puede asociar a lesiones neoplásicas malignas.
Cuando se trata de una mastitis puerperal (o en periodo de lactancia), el manejo consiste en descongestionar la mama, es decir mantener la extracción, ya sea con la misma succión del lactante o con extractor y masajes. Es recomendable revisar la presencia de grietas y reforzar la técnica de la lactancia. Por otro lado, se indicarán analgésicos, para manejar el dolor y la fiebre. Finalmente, se administrarán antibióticos.
La Dra. Correa reafirma la importancia de continuar con la lactancia, ya que es un aliado a la hora de tratar la mastitis. Para esto, hay que asegurarse de que se lleve a cabo de forma óptima y siempre mantener un régimen saludable e hidratación.