Clínica Universidad de los Andes / Noticia

SIBO: Las molestias de tener un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado

La alteración del equilibrio de la flora intestinal puede generar diversos malestares gastrointestinales.
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El tracto gastrointestinal tiene una gran población microbiana, siendo el colon el sitio predominante de estas bacterias. El sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO) por sus siglas en inglés Small Intestinal Bacterial Overgrowth, es una condición en la cual se produce un aumento de estos microrganismos -específicamente a nivel del intestino delgado-, provocando un desbalance en el tipo de bacterias.

Síntomas del SIBO

El SIBO puede causar una variedad de síntomas digestivos, entre ellos:

  • Dolor abdominal recurrente
  • Distensión abdominal
  • Flatulencia
  • Gases de mal olor
  • Alteración en la consistencia de las deposiciones, ya sea diarrea o estreñimiento
  • Alteración en la frecuencia de los movimientos intestinales

La Dra. Tatiana Vujcic, gastroenteróloga del Programa Neurogastroenterología y Motilidad Digestiva de Clínica Universidad de los Andes, explica que “el SIBO no es un diagnóstico propiamente tal ni una enfermedad en sí, sino que se trata de una condición que puede o no presentar síntomas”.

Existe ciertos factores de riesgo que pueden predisponer este sobrecrecimiento, como:

 

Test de aire espirado

Para realizar el diagnóstico de SIBO la doctora Vujcic explica que “lo ideal sería poder contar con un cultivo de la flora bacteriana a nivel duodenal, sin embargo, esto no es algo que podamos realizar en la práctica clínica. Es por esto que lo que se utiliza es un examen no invasivo, que consiste en la medición de gases en el aire eliminado desde nuestros pulmones”.

Este examen se llama test de aire espirado (TAE) y es una herramienta utilizada para el diagnóstico de malabsorción de azúcares y de sobrecrecimiento bacteriano intestinal a nivel de intestino delgado, dependiendo del sustrato utilizado.

El TAE se basa en la fermentación bacteriana intestinal de hidratos de carbono, la cual produce gases que se difunden al torrente sanguíneo y posteriormente son eliminados en el aire espirado por el sistema respiratorio. Dentro de los gases que se pueden cuantificar están el hidrógeno (H2) y el metano (CH4), los que son producidos únicamente por gérmenes intestinales.

Para el diagnóstico de SIBO, se puede utilizar como sustrato tanto la lactulosa como la glucosa. Posterior a la administración del sustrato, se realizan mediciones seriadas de gases, y según el tiempo transcurrido tras su ingestión, se puede determinar la presencia o ausencia de SIBO.

La gastroenteróloga señala que “es importante contar con una preparación previa al TAE, con el fin de evitar factores que puedan alterar el resultado del examen. Por esto, se indica suspender el uso de antibióticos, algunos fármacos y probióticos, y contar con un periodo de ayunas de, al menos, ocho horas”.

Respecto del tratamiento del SIBO, este incluye cambios en la dieta y en el estilo de vida, corrección de deficiencias nutricionales en caso de existir déficit de un nutriente, uso de antibióticos para regular la cantidad de bacterias a nivel intestinal, así como identificar y tratar causas predisponentes para prevenir la recurrencia.

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