Pie plano en los niños: ¿Siempre es necesario tratarlo?
Si a pesar de no haber sufrido una lesión, un niño manifiesta molestias como dolor en las piernas, cansancio precoz o evita caminar mucho, podría tratarse de pie plano. Esta enfermedad solía tratarse con el uso de plantillas o zapatos ortopédicos, pero actualmente el manejo médico se deja sólo para algunos casos.
¿Cómo reconocer el pie plano?
El Dr. Juan Fuenzalida, traumatólogo pediátrico de Clínica Universidad de los Andes, afirma que los padres deben estar atentos para llevar a evaluación con el especialista a los niños en los siguientes casos:
- Se quejan de dolores en la o las piernas o pies sin tener una lesión traumática
- Sienten cansancio precoz al hacer deporte o caminar mucho
- Piden que los tomen en brazos, pese a tener más de 3 años
- Presentan cojera en la marcha
Existen dos tipos de pie plano:
1. Congénito: es rígido, doloroso, provoca serios problemas en la marcha y aparece desde la infancia más temprana, o se manifiesta en la adolescencia. Es más complejo y grave, por lo que puede requerir tratamiento quirúrgico.
2. Valgo laxo flexible: es una condición muy frecuente, sin un mayor efecto negativo en la actividad física en los niños, salvo porque puede presentarse cansancio precoz o dolor de pies después de una actividad deportiva mantenida. “Es un pie más ineficiente desde el punto de vista energético”, explica el Dr. Fuenzalida.
El especialista asegura que el 90% de los niños que tiene este tipo de pie plano en la infancia lo supera durante el crecimiento, que de forma natural hace madurar el pie y permite que deje de ser plano. El 10% restante cae en el grupo de los que no se mejora, siendo candidatos a un tratamiento quirúrgico o al permanente uso de plantillas, como compensación de sus molestias.
Qué hacer si un niño tiene pie plano
Una de las terapias más conocidas son las plantillas, las que para el Dr. Fuenzalida, son una compensación más que un tratamiento: “el pie de un niño deja de ser plano cuando está arriba de la plantilla, pero cuando se baja de ellas (se saca el calzado) el pie sigue siendo tan plano como antes. También se ha demostrado la poca efectividad de los ejercicios para los pies con papeles, bolitas, palos de escoba, o caminar en arena”, afirma. Por tanto, la plantilla no es tratamiento.
En cambio, el deporte resulta muy efectivo para corregir este problema. “El niño que hace deporte, que se mueve, brinca, juega, trepa, corre, nada o anda en bicicleta, está usando la musculatura intrínseca de los pies, lo que por sí solo ayuda a desarrollar el arco plantar, además de mantener un peso corporal adecuado”, señala.
Asimismo, aconseja el uso de calzado cómodo y flexible para facilitar el movimiento del pie, como las zapatillas deportivas, evitar el calzado duro, con caña alta y tacos correctores.
Sin embargo, en aquellos casos de pie valgo laxo flexible en los cuales estas herramientas no dan resultado, puede evaluarse la posibilidad de realizar una cirugía en la que se mejora el alineamiento de los huesos de la parte posterior del pie -el calcáneo y astrágalo-, efectuando incisiones pequeñas para instalar un tornillo que permite reorientar los huesos del pie a su posición normal y así corregir la deformidad, entre otras técnicas quirúrgicas.