“Podría haber muerto si hubiese llegado tarde al diagnóstico”
Pedro fue sometido a una cirugía para detener un aneurisma cerebral, gracias al hallazgo en un examen de rutina.
El 25 de diciembre de 2018, Pedro Undurraga, de 41 años, llegó al Servicio de Urgencia de Clínica Universidad de los Andes por una amigdalitis. Luego de examinarlo, decidieron hacerle un scanner para descartar que la infección estuviera avanzada.
Si bien estaba controlada, fue en ese examen que detectaron que tenía un aneurisma cerebral de gran tamaño. Este hallazgo permitió salvarle la vida.
“Pedro tenía un aneurisma de bifurcación de la arteria carótida interna derecha, que se produce por una protuberancia o dilatación de un vaso sanguíneo en el cerebro. La cirugía era inminente”, explica el Dr. Juan Carlos Zamora, neurocirujano de Clínica Universidad de los Andes.
Pedro cuenta que se preocupó mucho “porque no entendía qué era lo que tenía. Además, nunca presenté ningún síntoma ni alternaciones que me hicieran dudar de que algo pasara”.
El procedimiento consistió en bloquear el aneurisma mediante una embolización con stent (malla que recubre la arteria y ayuda a preservar su calibre) y coils (espiras metálicas), con el propósito de detener el avance de la enfermedad. La operación se realizó a través de un catéter que se introduce por la pierna hasta el cerebro, por lo que es mínimamente invasivo.
“La cirugía exige mucha precisión ya que se debe evitar el riesgo de hemorragia, que en dos tercios de los pacientes deja secuelas o, incluso, puede ser mortal. En este caso, Pedro tuvo una evolución favorable y a los dos días ya estaba en su casa”, enfatiza el especialista.
En la mayoría de los casos, los aneurismas no dan síntomas y se encuentran hasta en el 4% de la población. Sin embargo, cuando se rompen, dan señales como dolores repentinos de cabeza, náuseas, vómitos, alternaciones en la vista, rigidez del cuello y pérdida del conocimiento. Si bien Pedro no tuvo ninguno de estos síntomas, gracias a la amigdalitis se pudo detectar a tiempo.
“Estoy muy agradecido de la Clínica, médicos y de todos quienes realizan un trabajo profesional de calidad. Fueron muy comprometidos y se notó el esfuerzo que hicieron para que todo saliera bien. Podría haber muerto si hubiese llegado tarde al diagnóstico”, asegura.
El Dr. Zamora dice que, actualmente, Pedro lleva una vida normal: “las únicas precauciones que debe tomar son no fumar ni tener una presión alta, ya que son factores de riesgo de ruptura de aneurisma, y tomar antiagregante diariamente de por vida”.
Si bien estaba controlada, fue en ese examen que detectaron que tenía un aneurisma cerebral de gran tamaño. Este hallazgo permitió salvarle la vida.
“Pedro tenía un aneurisma de bifurcación de la arteria carótida interna derecha, que se produce por una protuberancia o dilatación de un vaso sanguíneo en el cerebro. La cirugía era inminente”, explica el Dr. Juan Carlos Zamora, neurocirujano de Clínica Universidad de los Andes.
Pedro cuenta que se preocupó mucho “porque no entendía qué era lo que tenía. Además, nunca presenté ningún síntoma ni alternaciones que me hicieran dudar de que algo pasara”.
El procedimiento consistió en bloquear el aneurisma mediante una embolización con stent (malla que recubre la arteria y ayuda a preservar su calibre) y coils (espiras metálicas), con el propósito de detener el avance de la enfermedad. La operación se realizó a través de un catéter que se introduce por la pierna hasta el cerebro, por lo que es mínimamente invasivo.
“La cirugía exige mucha precisión ya que se debe evitar el riesgo de hemorragia, que en dos tercios de los pacientes deja secuelas o, incluso, puede ser mortal. En este caso, Pedro tuvo una evolución favorable y a los dos días ya estaba en su casa”, enfatiza el especialista.
En la mayoría de los casos, los aneurismas no dan síntomas y se encuentran hasta en el 4% de la población. Sin embargo, cuando se rompen, dan señales como dolores repentinos de cabeza, náuseas, vómitos, alternaciones en la vista, rigidez del cuello y pérdida del conocimiento. Si bien Pedro no tuvo ninguno de estos síntomas, gracias a la amigdalitis se pudo detectar a tiempo.
“Estoy muy agradecido de la Clínica, médicos y de todos quienes realizan un trabajo profesional de calidad. Fueron muy comprometidos y se notó el esfuerzo que hicieron para que todo saliera bien. Podría haber muerto si hubiese llegado tarde al diagnóstico”, asegura.
El Dr. Zamora dice que, actualmente, Pedro lleva una vida normal: “las únicas precauciones que debe tomar son no fumar ni tener una presión alta, ya que son factores de riesgo de ruptura de aneurisma, y tomar antiagregante diariamente de por vida”.