Por qué es importante la hidratación en los niños
El agua es primordial para el funcionamiento de todo el cuerpo.
Alteraciones en la piel, irritabilidad, sensación de boca seca y hasta somnolencia y mareo pueden sentirse por deshidratación, condición que es especialmente peligrosa en niños y adultos mayores. Considerando las altas temperaturas de estas semanas, es fundamental estar atentos a las señales de falta de líquidos.
El agua es primordial para la mayoría de las funciones del cuerpo, como el control de temperatura, transporte de oxígeno a las células, diuresis, digestión, entre otros procesos. Incluso el 65 a 75% del peso corporal corresponde a agua. Mientras más pequeño el niño, mayor porcentaje tiene de este líquido.
En general, se recomienda ingerir dos litros de agua al día, lo que equivale a ocho vasos grandes, además del líquido contenido en frutas, verduras y caldos. Sin embargo, cada persona puede tener necesidades diferentes según la edad, tamaño, nivel de actividad y de acuerdo a su estado de salud. A esto hay que sumar la temperatura y humedad ambientales, por lo que, si hace mucho calor, hay que tomar más líquido. Lo mismo para cuando se hace actividad física.
Como los lactantes no siempre pueden manifestar cuándo tienen sed, los papás o cuidadores deben estar atentos a señales como:
• Boca y labios secos
• Piel seca y fría
• Irritabilidad
• Cefalea
• Somnolencia
• Mareo
• Ausencia o escasez de lágrimas al llorar
• Ojos hundidos
• Disminución de orina
La Dra. Verónica Cerda, pediatra de Clínica Universidad de los Andes, explica que, ante estos síntomas, se tiene que consultar rápido, ya que se pueden producir alteraciones en los riñones, corazón, sistema nervioso y, si aún es más grave, puede comprometer todos los sistemas.
Agrega que un niño se puede deshidratar porque ingiere pocos líquidos en un día de mucho calor o exposición al sol, o porque pierde líquidos por diarrea o vómitos. En ambos casos, la puede ser un cuadro leve, moderado o grave.
En condiciones de calor o pérdidas pequeñas de líquido, basta con darle agua fría, no bebidas o jugos con azúcar porque hacen perder más líquidos por la orina. Si el nivel de deshidratación es moderado, además hay que ingerir sales de hidratación, las que repondrán los niveles de agua, azúcar y sales minerales. Se administran cada ciertas horas (previamente, un médico debe evaluar su estado de hidratación), partiendo incluso con pequeños sorbos.
“Si el niño presenta una deshidratación severa porque está con mucha diarrea o vómitos y no se lograr reponer la hidratación con las medidas mencionadas, se debe llevar a un servicio de urgencia de inmediato, donde se administra una solución por vía intravenosa, para lograr los índices adecuados que evitan tener problemas mayores”, afirma la especialista.
A prevenir la deshidratación
En los niños lactantes expuestos a calor, los papás tienen que preocuparse de que tomen agua fría a cada rato, y que se alimenten de manera correcta. En tanto, al hacer ejercicio, se les debe dar más líquido, vestirlos con ropas holgadas de algodón y no exponerlos directo al sol.
Asimismo, cuando están enfermos, por ejemplo, con fiebre, hay que darles más líquido aún. Considerando que las patologías gastrointestinales son una de las principales causantes de deshidratación, se debe poner más atención en la ingesta de líquidos y para evitar que se enfermen, prevenir con el lavado frecuente de manos y no darles de comer carnes, pescados o mariscos crudos, estando atentos a la aparición de signos graves de deshidratación.
“No hay que esperar a tener sed para tomar agua, porque esto es señal de que ya se está deshidratado. Además, el agua es la mejor medida para mantenerse hidratado y saludable, ya que las bebidas gaseosas, por ejemplo, pueden deshidratar y, si además contienen azúcar, aportan calorías”, recomienda la Dra. Cerda.
El agua es primordial para la mayoría de las funciones del cuerpo, como el control de temperatura, transporte de oxígeno a las células, diuresis, digestión, entre otros procesos. Incluso el 65 a 75% del peso corporal corresponde a agua. Mientras más pequeño el niño, mayor porcentaje tiene de este líquido.
En general, se recomienda ingerir dos litros de agua al día, lo que equivale a ocho vasos grandes, además del líquido contenido en frutas, verduras y caldos. Sin embargo, cada persona puede tener necesidades diferentes según la edad, tamaño, nivel de actividad y de acuerdo a su estado de salud. A esto hay que sumar la temperatura y humedad ambientales, por lo que, si hace mucho calor, hay que tomar más líquido. Lo mismo para cuando se hace actividad física.
Como los lactantes no siempre pueden manifestar cuándo tienen sed, los papás o cuidadores deben estar atentos a señales como:
• Boca y labios secos
• Piel seca y fría
• Irritabilidad
• Cefalea
• Somnolencia
• Mareo
• Ausencia o escasez de lágrimas al llorar
• Ojos hundidos
• Disminución de orina
La Dra. Verónica Cerda, pediatra de Clínica Universidad de los Andes, explica que, ante estos síntomas, se tiene que consultar rápido, ya que se pueden producir alteraciones en los riñones, corazón, sistema nervioso y, si aún es más grave, puede comprometer todos los sistemas.
Agrega que un niño se puede deshidratar porque ingiere pocos líquidos en un día de mucho calor o exposición al sol, o porque pierde líquidos por diarrea o vómitos. En ambos casos, la puede ser un cuadro leve, moderado o grave.
En condiciones de calor o pérdidas pequeñas de líquido, basta con darle agua fría, no bebidas o jugos con azúcar porque hacen perder más líquidos por la orina. Si el nivel de deshidratación es moderado, además hay que ingerir sales de hidratación, las que repondrán los niveles de agua, azúcar y sales minerales. Se administran cada ciertas horas (previamente, un médico debe evaluar su estado de hidratación), partiendo incluso con pequeños sorbos.
“Si el niño presenta una deshidratación severa porque está con mucha diarrea o vómitos y no se lograr reponer la hidratación con las medidas mencionadas, se debe llevar a un servicio de urgencia de inmediato, donde se administra una solución por vía intravenosa, para lograr los índices adecuados que evitan tener problemas mayores”, afirma la especialista.
A prevenir la deshidratación
En los niños lactantes expuestos a calor, los papás tienen que preocuparse de que tomen agua fría a cada rato, y que se alimenten de manera correcta. En tanto, al hacer ejercicio, se les debe dar más líquido, vestirlos con ropas holgadas de algodón y no exponerlos directo al sol.
Asimismo, cuando están enfermos, por ejemplo, con fiebre, hay que darles más líquido aún. Considerando que las patologías gastrointestinales son una de las principales causantes de deshidratación, se debe poner más atención en la ingesta de líquidos y para evitar que se enfermen, prevenir con el lavado frecuente de manos y no darles de comer carnes, pescados o mariscos crudos, estando atentos a la aparición de signos graves de deshidratación.
“No hay que esperar a tener sed para tomar agua, porque esto es señal de que ya se está deshidratado. Además, el agua es la mejor medida para mantenerse hidratado y saludable, ya que las bebidas gaseosas, por ejemplo, pueden deshidratar y, si además contienen azúcar, aportan calorías”, recomienda la Dra. Cerda.