Preeclampsia: factores de riesgo y prevención
Se denomina preeclampsia a la presión arterial alta durante el embarazo, es decir, sobre 140/90. Es acompañada también de signos de compromiso de riñón y cerebro, entre otros. Es de las complicaciones graves e incluso mortales para la madre y el hijo.
El Dr. Arturo Soldati, gineco-obstetra de Clínica Universidad de los Andes, afirma que, entre el 3 y el 7% de las embarazadas padecen esta condición, la cual suele comenzar luego de la semana 20 de gestación.
Factores de riesgo más comunes
- Antecedentes familiares o personales de preeclampsia
- Primer embarazo
- Embarazos múltiples
- diabetes, presión arterial alta o enfermedad renal
- Antecedentes de enfermedad tiroidea
¿Cómo prevenir la preeclampsia?
Además de controlar los factores de riesgo mencionados anteriormente que sean modificables, la preeclampsia también se puede prevenir si se tiene en cuenta los siguientes hábitos y cuidados antes y durante el embarazo:
- Asistir a los controles periódicos que determine el médico.
- A partir de la semana 24 de gestión, se recomienda tomar diariamente la presión, para detectar elevación de la tensión arterial a pacientes que refieren dolor de cabeza, molestias visuales o edema significativo.
- Realizar exámenes como: orina, recuento de plaquetas, medición del ácido úrico, urea, creatinina, hemoglobina y hematocritos.
- Control del peso adecuado e incremento de este en el embarazo
“Dependiendo de severidad del cuadro clínico, en ocasiones se aconseja adelantar el parto a partir de las 34 semanas en adelante, pues si la presión no disminuye, existe un riesgo tanto para la madre, como para el niño”, explica el especialista.
“Es difícil la prevención de la enfermedad, pero existen algunas intervenciones precoces en población de alto riego, como las pacientes con antecedentes de preeclampsia bajo las 34 semanas en su embarazo anterior. También existen pacientes con antecedentes de hipertensión crónica o enfermedad autoinmune, ellas requieren suplementación con aspirina y calcio antes de la semana 14, con el objetivo de lograr una adecuada implantación y desarrollo de la placenta. Siempre el objetivo es preservar la salud de madre y feto”, finaliza el Dr. Soldati.