¿Cómo saber si debo consultar a un oftalmólogo?

Es importante conocer algunas recomendaciones de cuándo acudir a un oftalmólogo, ya que por lo general suele no ser una visita rutinaria y muchas veces acudimos al especialista sólo en caso de presentar alguna dolencia aguda que afecta nuestro día a día.

El primer mensaje es para los padres, ya que el primer chequeo oftalmológico debe realizarse alrededor de los cuatro años. Muchas veces es en este control donde se pesquisan patologías oculares relevantes para el desarrollo de la función visual, que impactarán toda la vida.

Luego, durante la infancia se recomiendan revisiones preventivas especialmente si existen antecedentes familiares de vicios de refracción o jóvenes que manifiesten dificultad en su visión o cefalea persistente.

En adultos hay tres condiciones que ameritan un control oftalmológico periódico: personas con antecedentes familiares de glaucoma, enfermedad silenciosa que es más prevalente a partir de los 40 años. Y, si se tiene un familiar directo con esta patología, se incrementa significativamente el riesgo de presentar esta enfermedad. Asimismo, los diabéticos e hipertensos, quienes requieren evaluaciones oftalmológicas periódicas, sobre todo los primeros. En todo este grupo de pacientes es clave el diagnóstico y tratamiento precoz.

Algunas señales que sugieren que debemos tener una evaluación por un oftalmólogo son:

1. Observar “moscas flotantes” y/o destellos de luces: puede reflejar la degeneración del vítreo (gel que rellena el ojo), sin embargo, si estas se producen en forma aguda o se presentan destellos de luz, es muy importante evaluarlas a la brevedad.
2. La pérdida brusca de visión requiere una evaluación inmediata.
3. Si notamos cambios progresivos en nuestra visión y/o molestias con las luces, debemos acudir al especialista, ya que estas alteraciones pueden traducir cataratas.
4. Si presentamos dolor o molestias en los ojos, irritación persistente, secreción o sensación de cuerpo extraño. Todas estas molestias pueden ser síntomas de la enfermedad de ojo seco. Esta es una condición crónica, cada vez más frecuente, que resulta de la falta de lubricación en la superficie del ojo.
5. Si se presenta visión doble o diplopia. Puede deberse a alteraciones vasculares y/o nerviosas que requieren estudio por el especialista.
   

La recomendación de la Academia Americana de Oftalmología para personas mayores de 65 años es que las revisiones se realicen anualmente, para diagnosticar enfermedades como las cataratas, el glaucoma (antes si tenemos antecedentes familiares) y la degeneración macular senil.

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