¿Mi hijo necesita anteojos?
La visión es el sentido más importante en los seres humanos, pero este sentido no está completamente desarrollado en los niños hasta, aproximadamente, los ocho años.
Desde el nacimiento, el sistema visual se desarrolla y adapta progresivamente hasta alcanzar la madurez visual. Debido a lo anterior, no siempre es fácil evaluar la visión de un niño, ya que habitualmente ellos no expresan tener mala visión, a menos que los defectos visuales sean muy severos, especialmente en niños menores de cuatro años.
Sin embargo, existen conductas o alteraciones que pueden sugerir a los padres la presencia de alguna alteración visual, como acercarse excesivamente a los objetos, girar la cabeza cuando enfoca un objeto, parpadeo excesivo, falta de atención en tareas visuales o aversión a actividades que impliquen esfuerzo visual. En caso de presencia de alguna de estas alteraciones, se aconseja control con oftalmólogo independiente de la edad del niño. Un oftalmólogo pediátrico puede evaluar a un niño desde el nacimiento hasta los 18 años.
En niños sin alteraciones evidentes, se recomienda un control oftalmológico a los cuatro años, edad en que es posible evaluar defectos visuales y, además, corregir diferentes alteraciones que pueden ocasionar una pérdida visual definitiva en la vida adulta.
No todos los niños con algún defecto visual requieren anteojos, ya que, en edad pediátrica, solo se utilizan cuando los defectos son lo suficientemente elevados para afectar la agudeza visual o el correcto desarrollo de la visual.