Qué hacer cuando la obesidad afecta la autoestima
Se asume que bajar de peso es la solución al problema, pero no siempre es así.
La autoestima determina cómo se siente la persona con sus capacidades y su aspecto físico, y cómo se relaciona con otras personas. Se construye a partir de la percepción que se tiene de uno mismo y de la que creemos que tienen los demás, y puede tener distintas dimensiones, como la autoestima intelectual, la social, o emocional.
“La obesidad claramente puede influir en el autoestima de una persona, pero depende del grado de sobrepeso y de la edad en que se presente la obesidad”, explica María Paz Altuzarra, psicóloga de Vive más Sano, Programa de Obesidad y Diabetes de Clínica Universidad de los Andes.
No es lo mismo un niño, un adolescente o un adulto obeso. Un niño que ha sido siempre obeso, se ha visto expuesto a burlas constantes, por lo que su autoestima se ha ido construyendo en base a esas burlas; en la adolescencia también es complejo porque se está consolidando la propia identidad, el aspecto físico cobra mayor relevancia y se empieza a funcionar con respecto a lo social. Es distinto en la adultez, por ejemplo, el que siempre ha sido obeso viene con la autoestima dañada, en cambio, quien se vuelve obeso de adulto, no necesariamente tiene una mala autoestima. Sin embargo, cuando la obesidad afecta la calidad de vida, la autoestima comienza a verse amenazada.
La apariencia física es parte de la identidad de las personas y si esta apariencia no cumple con los cánones sociales es más fácil ser rechazado socialmente. “Estudios demuestran que a los obesos les cuesta más encontrar trabajo y también existe evidencia que dice que tienen mayores tasas de depresión“, comenta María Paz.
Adquirir una autoestima saludable
Una persona con autoestima saludable se siente conforme consigo mismo. Sabe que le cuestan algunas cosas, pero en el conjunto se siente cómodo y eso lo ayuda a desenvolverse de una mejor manera en los distintos aspectos que le toca vivir.
Con estos antecedentes, resulta lógico pensar que bajar de peso podría solucionar los problemas de autoestima, pero esto no funciona tan automáticamente. “Por eso es tan importante el acompañamiento psicológico en estos procesos porque bajar de peso no es necesariamente mejorar la autoestima, sino que tiene que ver con un trabajo personal de reconocerse con virtudes y defectos, y desarrollar habilidades para desenvolverse mejor en la vida”, cuenta la especialista.
Cuando la obesidad lleva a una persona a decidir someterse a una cirugía bariátrica, es importante que reciba una evaluación psicológica a cargo de un equipo de psiquiatras y psicólogos, que detecten si la persona es apta para someterse a este cambio radical en su vida. “Es importante identificar por qué come en exceso. Existe el comedor emocional que come con pena, cuando tiene problemas, cuando está alegre, por lo que hay que enseñarle a buscar la gratificación en otras cosas, porque podría volver a subir de peso. Detectar este y otros comportamientos es clave para el éxito de la cirugía y la baja de peso a lo largo del tiempo”, finaliza María Paz.
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“La obesidad claramente puede influir en el autoestima de una persona, pero depende del grado de sobrepeso y de la edad en que se presente la obesidad”, explica María Paz Altuzarra, psicóloga de Vive más Sano, Programa de Obesidad y Diabetes de Clínica Universidad de los Andes.
No es lo mismo un niño, un adolescente o un adulto obeso. Un niño que ha sido siempre obeso, se ha visto expuesto a burlas constantes, por lo que su autoestima se ha ido construyendo en base a esas burlas; en la adolescencia también es complejo porque se está consolidando la propia identidad, el aspecto físico cobra mayor relevancia y se empieza a funcionar con respecto a lo social. Es distinto en la adultez, por ejemplo, el que siempre ha sido obeso viene con la autoestima dañada, en cambio, quien se vuelve obeso de adulto, no necesariamente tiene una mala autoestima. Sin embargo, cuando la obesidad afecta la calidad de vida, la autoestima comienza a verse amenazada.
La apariencia física es parte de la identidad de las personas y si esta apariencia no cumple con los cánones sociales es más fácil ser rechazado socialmente. “Estudios demuestran que a los obesos les cuesta más encontrar trabajo y también existe evidencia que dice que tienen mayores tasas de depresión“, comenta María Paz.
Adquirir una autoestima saludable
Una persona con autoestima saludable se siente conforme consigo mismo. Sabe que le cuestan algunas cosas, pero en el conjunto se siente cómodo y eso lo ayuda a desenvolverse de una mejor manera en los distintos aspectos que le toca vivir.
Con estos antecedentes, resulta lógico pensar que bajar de peso podría solucionar los problemas de autoestima, pero esto no funciona tan automáticamente. “Por eso es tan importante el acompañamiento psicológico en estos procesos porque bajar de peso no es necesariamente mejorar la autoestima, sino que tiene que ver con un trabajo personal de reconocerse con virtudes y defectos, y desarrollar habilidades para desenvolverse mejor en la vida”, cuenta la especialista.
Cuando la obesidad lleva a una persona a decidir someterse a una cirugía bariátrica, es importante que reciba una evaluación psicológica a cargo de un equipo de psiquiatras y psicólogos, que detecten si la persona es apta para someterse a este cambio radical en su vida. “Es importante identificar por qué come en exceso. Existe el comedor emocional que come con pena, cuando tiene problemas, cuando está alegre, por lo que hay que enseñarle a buscar la gratificación en otras cosas, porque podría volver a subir de peso. Detectar este y otros comportamientos es clave para el éxito de la cirugía y la baja de peso a lo largo del tiempo”, finaliza María Paz.
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