Clínica Universidad de los Andes / Noticia

Te contamos cuáles son las cirugías pediátricas más comunes

Las patologías más habituales son: fimosis, hernias de la pared abdominal y criptorquidia. A las que se suman otras habituales como apendicitis agudas, quemaduras, quistes, varicocele y reflujo gastroesofágico.
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Fimosis

Se define como una estrechez del prepucio. El 95% de los niños nace con una fimosis fisiológica, que con el paso del tiempo va desapareciendo. Generalmente, a los tres o cuatro años esta cifra se revierte y el 95% de los niños deja de presentar este problema.

Si continúa  la fimosis después de los tres años,  si presenta infección del prepucio (balanitis), infección urinaria o se necesita realizar sondeo por el pene, el niño debería ser controlado por un cirujano pediátrico para evaluar la necesidad de realizar una cirugía que se denomina  circuncisión.

La cirugía consiste en retirar  la piel estrecha, para dejar una parte cubierta  del glande. Es un procedimiento que se realiza con anestesia general y en forma ambulatoria (rara vez requiere hospitalización de un día). Las complicaciones posteriores son poco frecuentes y la recuperación es rápida. Mientras más pequeño se opere el paciente (que  tiene indicada la circuncisión después de los 3 años), mucho mejor es la recuperación y menores son las probabilidades de complicaciones.

Hernias

Una hernia se produce cuando una sección del intestino sobresale a través de una zona débil de los músculos abdominales.

En los niños, las hernias generalmente se producen en la zona de la ingle y en el ombligo.

¿Qué es una hernia inguinal?

En el feto, existe un conducto que comunica el abdomen con la región inguinal en la mujer e inguino escrotal en el hombre, que antes del nacimiento debería cerrarse. Cuando esto no ocurre, estamos ante una hernia inguinal o inguinoescrotal donde parte del intestino puede ingresar al conducto inguinal siendo el contenido de la hernia. Entre el 1 y 3% de los recién nacidos tiene una hernia inguinal y en los prematuros aumenta al 30% (en menores de 1 kg.). Es seis a ocho veces más frecuente en hombres que en mujeres y es más frecuente en el lado derecho que el izquierdo.

Las hernias se manifiestan con dolor o molestias y una masa fluctuante en la zona inguinal que se hace más manifiesta al llanto, al toser o al realizar actividad física en niños  más grandes.

La cirugía se realiza con anestesia general, es ambulatoria y consiste en resecar el saco herniario y cerrar el defecto de la pared que está abierto.

Para las niñas mayores de seis meses existe la alternativa de cerrar el conducto por vía laparoscópica por el ombligo (Burnia), lo cual permite diagnosticar si existe hernia contralateral con absoluta certeza, no dejar cicatriz en la zona inguinal y tener una recuperación más rápida y con menor dolor post operatorio.

¿Qué es una hernia umbilical?

Corresponde a un mal cierre de la cicatriz umbilical luego de que se cae el cordón, quedando un defecto entre los tendones planos de los músculos rectos abdominales y parte  del intestino puede desplazarse por este defecto y causar una hernia umbilical. Lo habitual es que si el defecto no es muy grande (menor a dos cm) este se cierre espontáneamente con el desarrollo del niño. Se considera que esto puede ocurrir hasta los cuatro y cinco años de edad. Si persiste el defecto después de esta edad o el paciente es sintomático antes de esta edad, es recomendable que sea evaluado por un cirujano pediátrico para descartar la necesidad de cierre quirúrgico del defecto.

El tratamiento quirúrgico es una cirugía ambulatoria, muy sencilla que consiste en cerrar este defecto realizando una incisión poco visible sobre la misma cicatriz umbilical.

Criptorquidia

La criptorquidia es la detención en el descenso testicular normal a los escrotos. Si el testículo se localiza fuera de este trayecto normal hacia otros sectores, se le denomina testículo ectópico. Si el testículo está ascendido pero desciende fácilmente al escroto durante el examen y permanece en él, es llamado testículo en ascensor.  La incidencia de la enfermedad es menos del 5% de los recién nacidos y el 1% a los 10 meses (la mayoría desciende los primeros tres meses de vida). En el 50% de los casos es derecha, el 25% izquierda y el 25% bilateral.

Los testículos que no descienden de forma natural al escroto se consideran anormales y sufren daño de las células germinales que van a formar los espermios (riesgo de infertilidad a futuro) y tienen una mayor probabilidad de desarrollar cáncer sin no son llevados al escroto. La edad ideal (según la literatura especializada) para llevarlos al escroto y minimizar estos riesgos es entre los seis  y nueve meses de vida. No es recomendable esperar y operar a estos niños después del año de vida.

La causa de la criptorquidia generalmente es multifactorial e incluye alteraciones anatómicas y hormonales. El diagnóstico se hace  mediante el examen físico por el cirujano pediátrico y el tratamiento es quirúrgico. Consiste en realizar dos incisiones (una en la región inguinal y otra en el escroto) con el fin de descender y fijar el testículo en el escroto para que no vuelva a ascender.

 
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