Tipos de déficit atencional
El Síndrome de Déficit Atencional se caracteriza por dificultad para prestar atención y facilidad para distraerse con cualquier estímulo. Se manifiesta generalmente en la primera infancia y no puede atribuirse a otras alteraciones neurológicas, sensoriales o a trastornos emocionales importantes, aunque sí se ha observado una predisposición familiar que afecta a los genes involucrados en la recaptación de la dopamina.
Estudios realizados en Estados Unidos indican que alrededor del 5% de la población infantil sufre Déficit Atencional. En el caso de Chile, aunque no existen cifras oficiales, el Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría del Ministerio de Salud considera que se trata del problema de salud mental más frecuente en niños, niñas y adolescentes en edad escolar en Chile.
“El Déficit Atencional siempre ha existido, pero hoy se diagnostica más debido al mayor conocimiento de la enfermedad y a que la oferta académica ha ido en aumento”, explica el Dr. Ignacio González, neurólogo de Clínica Universidad de los Andes.
Hoy también sabemos que existen tres tipos de Déficit Atencional:
- Hiperactivo-impulsivo: es un niño inquieto, al que le cuesta permanecer sentado y callado en clases. Puede presentar agresividad y dificultad para establecer relaciones sociales debido a su carácter impulsivo.
- Predominantemente inatento: estos niños se caracterizan por falta de atención y concentración, por no completar sus tareas, distraerse con facilidad y evitar actividades que requieren de trabajo mental continuo y de mucha concentración. Pueden ser más lentos y tener dificultad para memorizar y seguir instrucciones.
- Combinado: predominan tanto síntomas de desatención como de impulsividad-hiperactividad.
No existe un examen que permita confirmar de forma certera la presencia de Déficit Atencional, por lo que el especialista debe basarse en la observación del niño, la revisión de los antecedentes familiares, la aplicación de tests neuropsicológicos específicos y en la realización de algunos exámenes médicos para descartar otras patologías que puedan estar afectando la capacidad de atención.
“Cuando se confirma el diagnóstico, existe un tratamiento farmacológico para corregir el déficit de dopamina, lo que se refuerza con el apoyo de un psicopedagogo o psicólogo educacional que entrega pautas para mejorar la atención”, concluye el Dr. Ignacio González.
Este artículo se desarrolló con la colaboración del Dr. Ignacio González, neurólogo de Clínica Universidad de los Andes.