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Esta área realiza el estudio neurológico de todas las alteraciones relacionadas al nervio óptico por trastorno neurológico, tumor, desprendimiento de retina o aumento de presión como hidrocefalia.
Son aquellas enfermedades que afectan al nervio óptico (que transmite la información desde la retina a la corteza visual del cerebro) y suelen manifestarse con pérdidas bruscas de visión en uno o ambos ojos.
Inflamación del nervio óptico, causando reducción repentina de la visión en el ojo afectado. Las causas incluyen infecciones y enfermedades relacionadas con el sistema inmunitario, como la esclerosis múltiple. A veces la causa es desconocida.
Daño al nervio óptico. Hay muchas causas de atrofia óptica. La más común es la insuficiencia en el flujo sanguíneo. Afecta principalmente a los adultos mayores.
Es una situación de emergencia en donde la retina (fina capa de tejido en la parte posterior del ojo) se desprende de la capa de vasos sanguíneos que le proporcionan oxígeno y nutrientes. Puede provocar un daño irreversible de los fotoreceptores (células encargadas de la visión).
Se puede presentar a cualquier edad, siendo más frecuente entre los 40 y 70 años, afectando principalmente a los hombres. Cerca del 40% de los casos ocurre por altas miopías.
El tratamiento para el desprendimiento de retina debe ser urgente, de lo contrario esta afección lleva a la pérdida total de la visión. La finalidad del tratamiento es adherir la retina desprendida y para esto existen diferentes técnicas quirúrgicas:
Técnica utilizada en desgarros únicos y pequeños ubicados en la zona superior de la retina y consiste en la inyección de gas intraocular expansible en la cavidad vítrea. Busca bloquear el paso de líquido a través del desgarro por la burbuja de gas y, posteriormente, se sellan los bordes con crioterapia o láser.
Adhiere la retina mediante la indentación de la pared ocular, la que acerca la retina a la coroides por medio de un trozo de silicona suturado a la esclera en el sector del desgarro. El paciente debe estar en reposo la primera semana después de la cirugía.
Se utiliza en casos complejos y consiste en el ingreso a través de tres incisiones esclerales al interior del ojo. Se utiliza un vitrector que permite cortar el humor vítreo y aspirarlo, logrando liberar tracciones y facilitando la reaplicación de la retina.
La recuperación del procedimiento quirúrgico de la retina generalmente es lenta y requiere de varias semanas.
Corresponde a la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo en el cerebro y es uno de los trastornos cerebrales infantiles más comunes. Esto provoca un aumento del tamaño de los ventrículos que ejercen una presión peligrosa sobre el cerebro que podría dañar los tejidos cerebrales y provocar deterioros en la función cerebral y problemas de desarrollo físicos y mentales.
Existen dos tipos de hidrocefalia:
La hidrocefalia puede ser mortal y el objetivo del tratamiento es mantener en rangos normales los niveles de líquido cefalorraquídeo para que el paciente pueda llevar una vida normal. Las alternativas terapéuticas quirúrgicas son: