Actualización al 2021
El cáncer de colon y recto es el tercer cáncer más frecuente en el mundo en hombres y el segundo en mujeres (OMS-Globocan 2020). La mayoría de estos tumores se originan en una lesión llamada adenoma o pólipo adenomatoso.
El adenoma de colon puede ser una lesión única o múltiple. Se generan en el tejido o mucosa que cubre el interior del intestino grueso (colon) y en el recto. Se consideran precancerosas, pues durante los años crecen de tamaño y pueden desarrollar un cáncer colorrectal.
La detección y extirpación de estos pólipos, cuando todavía no se han convertido en cáncer evita la aparición de un cáncer y, por tanto, disminuir la muerte por este tumor.
En la actualidad la única forma de prevenir este cáncer es el diagnóstico temprano, detectando y resecando los adenomas, lo cual se efectúa por medio de un examen llamado colonoscopia.
En general no producen síntomas, en algunos casos pueden sangrar por el recto y ser visible o ser detectado por exámenes fecales, como el test de hemorragia oculta.
Los principales factores de riesgo son: el sexo masculino, la edad avanzada, determinados estilos de vida (tabaco, alcohol, sobrepeso/obesidad), determinadas dietas (carnes rojas y procesadas, grasas, dietas pobres en fibra) y factores familiares o hereditarios.
Dado su importancia y la posibilidad de prevenir el cáncer colorrectal, en la actualidad se indica y se recomienda colonoscopía en las siguientes situaciones:
1.- Paciente mayor de 45 años
1.- Paciente con sangrado vía rectal evidente o positivo en examen fecal
2.- Antecedente familiar de primer grado con cáncer colorrectal (padre, madre o hermanos) o antecedentes familiares de adenomas en colon.
Todo paciente con diagnóstico de adenoma en una colonoscopia debe ser sometido a seguimiento colonoscópico, según programa ajustado a los hallazgos del examen endoscópico y biópsico (estudio del tejido).