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Recomendaciones nutricionales para embarazadas

Las siguientes recomendaciones, han sido elaboradas por el equipo de nutricionistas clínicas, encargadas de la atención de pacientes hospitalizados, para apoyar este importante periodo en el ciclo de vida de la mujer, a través de información actualizada y basada en la evidencia científica disponible, para ayudarte a tomar las mejores decisiones en este proceso.

  • Una nutrición adecuada durante el embarazo, incluyendo el período preconcepcional y postparto son de gran importancia para optimizar la salud de la mujer, el feto y el bebé.
  • Las necesidades nutricionales se ven incrementadas debido a los cambios fisiológicos maternos y por una mayor demanda del embrión en desarrollo.
  • La leche materna es el mejor y más completo alimento para el bebé durante sus primeros meses de vida.
  • La composición nutricional de la leche materna es influenciada en parte por la alimentación de la madre, por lo que esta debe ser completa y variada.
  • Durante la lactancia, parte del aumento de los requerimientos se extrae de los nutrientes almacenados durante el embarazo y el resto debe ser aportado a través de la alimentación.
  • Durante este período debemos aumentar la calidad de la alimentación más que la cantidad.
  • Las variaciones de la dieta de la madre pueden cambiar el perfil de los ácidos grasos y algunos micronutrientes, pero no se relacionan con la cantidad de leche ni con su calidad.

Desmitificando la lactancia materna

Mito: Hay que satisfacer los antojos, porque indican que el organismo está carente de algún nutriente importante.

Realidad: Los antojos son bastantes comunes en las embarazadas, pudiendo ser dulces, salados o ácidos. Su origen no está claro y no representan ninguna señal de carencia o necesidad de ciertos nutrientes.

Mito: Si fumo esporádicamente durante el embarazo no afecta el desarrollo del feto.

Realidad: Fumar o incluso estar cerca del humo del cigarrillo durante el embarazo puede causar problemas en la salud del bebé como bajo peso de nacimiento, parto prematuro, daño en el desarrollo de pulmones y cerebro, mayor riesgo de muerte súbita, entre otros.

Mito: Durante el embarazo se debe comer por dos.

Realidad: Es uno de los peores mitos del embarazo, ya que puede ocasionar sobrepeso y, como consecuencia, el desarrollo de enfermedades como diabetes gestacional. El aumento de peso de la embarazada va en relación al peso con el que se inicia el embarazo. Se requiere la asesoría del médico, nutriólogo o nutricionista, según corresponda.

Mito: Cada hijo cuesta un diente.

Realidad: Este dicho viene de la creencia de que el embarazo producía una descalcificación de los dientes de la madre, ya que el bebé supuestamente sacaba de ahí el calcio necesario para su desarrollo. Esto no es así, lo que sí es recomendable es realizar al menos una visita al dentista durante el embarazo.

Mito: Tengo que beber mucho líquido para producir mucha leche. 

Realidad: Siempre es importante mantener una buena hidratación (6-8 vasos de agua al día). Sin embargo, es de acuerdo con la sensación de sed que la madre experimente. El mejor estímulo para tener una producción adecuada de leche es que el bebé mame a demanda sin restricciones.

Mito: Durante la lactancia no debo consumir alimentos meteorizantes como: repollo, coliflor, cebolla, ajo, porque al bebé le darán gases.

Realidad: Hay algunos alimentos que se componen de sustancias volátiles que pueden cambiar el sabor de la leche, no son malos para el bebé ni cambian la composición o cualidades de la leche materna. Ningún alimento consumido por la madre provoca gases en el bebé.

Mito: La cerveza y las infusiones ayudan a aumentar la cantidad y calidad de la leche materna.

Realidad: No hay ningún alimento o infusión que aumente la producción de leche o mejore su calidad. Mientras más se vacíe el pecho, más rápido se produce leche, y en mayor cantidad.

Mito: Mi leche es aguada, no alimenta.

Realidad: La primera leche que sale del pecho al comenzar la toma contiene más lactosa y su aspecto es más acuoso. La parte final de la toma contiene más grasa y es más densa.

Mito: El tabaco no le hace mal al bebe mientras la madre no fume cerca de él.

Realidad: La nicotina se absorbe a través de las mucosas y por tanto los lactantes están altamente expuestos al geobiótico a través de la leche que consumen cuando su madre es fumadora. El tabaco aumenta el riesgo de bronquitis, neumonía, asma, tos, entre otros en el lactante.

Mito: La madre debe tomar mucha leche para producir leche materna.

Realidad: Ningún otro mamífero necesita tomar leche para producirla. Una dieta saludable rica en verduras, frutas, cereales y proteínas es todo lo que la madre necesita para nutrirse y producir leche.

Mito: La leche materna no contiene suficiente hierro para suplir los requerimientos del bebé durante los primeros meses.

Realidad: Aunque el contenido de hierro de la leche materna no es alto, su absorción es más eficiente debido a una mejor bio-disponibilidad.

Mensajes educativos

La fortificación de alimentos y suplementación adicional con ácido fólico durante el embarazo, sumado a una baja ingesta de vitamina B12 alteraría la relación óptima folatos/vitamina B12, lo que modificaría la metilación de genes específicos y otras vías metabólicas pudiendo afectar el desarrollo fetal y la salud de los recién nacidos a largo plazo, presentando un mayor riesgo de resistencia a la insulina, adiposidad, entre otros.

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El aporte de folatos (presentes en semillas de maravilla, rúcula, legumbres, entre otros) y vitamina B12 (presente en la carne de vacuno, mariscos, huevo, entre otros) es esencial durante el desarrollo fetal; ya que su deficiencia ha sido asociada a numerosas alteraciones en el recién nacido como defectos del tubo neural y bajo peso al nacer.

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Durante la gestación y  lactancia, se debe consumir 1-2 porciones de pescados grasos (caballa, ancohas, salmón, entre otros) para cubrir los requerimientos de DHA (principal ácido graso poliinsaturado presente en el cerebro humano y retina), y junto con esto, proteger la salud de la madre de partos prematuros y depresión post parto, asi como el adecuado desarrollo del cerebro y la retina del bebé.

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Los edulcorantes no nutritivos (acelsufamo potásico, aspartamo, ácido ciclámico, sacarina, sucralosa, alitamo, neotamo y glicósidos de esteviol) proporcionan sabor dulce sin contribuir a la ingesta de energía; los estudios en animales han mostrado que el consumo de estos a largo plazo, sobre todo el aspartamo, comenzando durante el periodo perigestacional puede predisponer a los hijos a desarrollar obesidad y síndrome metabólico en el futuro. En el siguiente estudio puedes encontrar más información.

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Para aumentar la producción de leche materna las mejores prácticas son: aumentar la frecuencia, es decir, lactancia a libre demanda y el grado de vaciamiento de la mama, incorporando distintas estrategias para optimizar la lactancia si es necesario.

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Los bebés prematuros tienen mayor riesgo de deficiencia de DHA porque la acumulación de este ácido graso ocurre predominantemente durante el último trimestre de embarazo, un período que los bebés prematuros no han tenido, por lo cual tienen menores reservas endógenas de DHA y los niveles en la leche materna también son bajos, lo cual se asocia a resultados adversos durante la hospitalización.

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Si la producción de leche materna es insuficiente se debe evaluar con parámetros cualitativos como: cantidad de pañales mojados y deposiciones, estado de alerta del bebe, color de piel, tono muscular y cierto aumento y crecimiento de peso constante.

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Los cambios en la plenitud de las mamas, la saciedad del bebé, los patrones de succión y la deglución audible no son indicadores confiables para diagnosticar una insuficiente producción de leche materna.

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Hierbas como el anís, albahaca, hinojo, ruda y verbena ha sido utilizados tradicionalmente para aumentar la producción de leche materna, sin embargo, no han sido objeto de estudios rigurosos para demostrar su eficacia y seguridad, por lo cual no se recomienda su consumo durante la lactancia.

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El consumo moderado de cafeína de 300-500 mg/día podría ser un nivel seguro de ingesta para la mayoria de las madres que amamantan. Sin embargo para madres de bebés prematuros sería preferible un menor consumo. Por otra parte, la ingesta de más de 450 ml de café al día puede disminuir las concentraciones de hierro de la leche materna y provocar anemia leve.

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Si llevas una dieta vegana consume porciones adicionales de alimentos como legumbres, lechada o yogurt de soja, tofu, tempeh, entre otros, para cumplir con el aumento de necesidades de proteínas durante la lactancia, provocadas por la producción de leche.

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Si estas amamantando y llevas una alimentación de tipo vegetariana o vegana, no olvides suplementar la vitamina B12. Controla tus niveles en sangre y consulta con tu médico la mejor opción de suplementación.

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Actualmente no se conoce una cantidad segura de consumo de alcohol durante la lactancia. Una lactancia programada debe tener en cuenta el tiempo necesario para eliminar completamente el alcohol de la leche materna para garantizar que el bebé no esta expuesto al alcohol, ya que este puede dañar su desarrollo. Se recomienda a las madres que eviten el alcohol durante la lactancia.

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Eliminar de la dieta el huevo y la leche de vaca durante el embarazo, no reduce el riesgo de desarrollar alergias a estos alimentos en el bebé.

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Conservación de la leche materna:

  • 4  hrs a T° ambiente (25º C o más frío) si ha sido recién extraída.
  • 1-2 hrs a T° ambiente si ha sido descongelada.
  • 4 días en refrigerador en el fondo de las bandejas (nunca en la puerta).
  • 1 día en el refrigerador si ha sido descongelada.
  • 14 días en congelador del refrigerador de una puerta.
  • 6 meses en congelador (-18º C o menos) del refrigerador de 2 puertas.
  • 2 hrs la leche que sobra despues de alimentar al bebé (no tomó toda la mamadera)
  • Nunca volver a congelar la leche materna que ya fue descongelada.
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